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lunes, 11 de marzo de 2013

Neurosis - Honor Found in Decay (2012)


En mala hora me metí a reseñar un disco de estos monstruos, porque Neurosis siguen siendo una de las bandas más influyentes e inclasificables que han existido jamás. Siguen meándose en las fronteras de géneros  (porque no se puede decir de otro modo), y siguen tomándose su tiempo para componer. En concreto, cinco años desde el anterior Given To The Rising y como el anterior, o más bien, como todas sus obras de estudio, siguen siendo unos discos difíciles de digerir, mastodónticos y complejos como ellos solos.
Es por eso que, no resulta sencillo tener que hacer comparación con anteriores. Son de los pocos que realmente no se ponen barreras musicales de ningún tipo, y por eso es que  encontramos momentos que en muy pocos grupos podríamos encontrar.
Es la paradoja de que pueden renovarse todo lo que quieran, pero siguen teniendo sus propios signos de identidad, un sonido propio que los hace inconfundibles, con ese sonido denso y muy pesado que se desarrolla a lo largo de largos temas, pues de hecho, a nadie le extrañará que los temas que bajen de los seis minutos, están en minoría.
Con esto queda resuelta la duda (aunque no creo que la hubiese) de que encontramos aquí. Ni más ni menos que una pieza un poco más evolucionada del Post-Metal de los de Oackland. Uso dicha etiqueta, que realmente nunca me ha gustado, pero mejor que usar mil etiquetas para intentar aproximarse (o si no, mirar el perfil de estos en la Metallum). Pero también, porque para bien o para mal, hace mucho que se distanciaron de los sonidos más abrasivos, propio del Sludge que se gastaban en Enemy Of The Sun, y aún así, Bleeding The Pigs, por ejemplo, es totalmente de la vieja escuela. Con la voz rasgada de Scott Kelly en la parte más "tranquila", hasta que estalla la tormenta de Metal denso y machacón, si, de ese que hará que una vez terminado el tema acabes con dolor de cabeza, suerte tienes de que la producción sea clara y limpia y no sucia...
Es una hora de material que da para mucho, si temas como la extraña Raise The Dawn, con esa base musical pesada, que contrasta con los arreglos electrónicos, y los instrumentos de cuerda orientales, también encontramos un corte como At The Well, cuyo inicio me ha recordado al proyecto acústico de Scott Kelly,   más aún si vemos que dicha canción tiene cierto aire folk con la gaita que gana protagonismo, aunque para bien o mal, será la única vez que la oigamos. No son, ni mucho menos, la primera banda, ni la única, que experimenta con estos sonidos, pero Neurosis saben integrarlo perfectamente, sin que parezca exagerado, y que minutos después, el mismo tema tenga un aura absolutamente diferente, y en pocas palabras, en nada se parezca lo que escuchamos en el minuto uno, con el minuto ocho. Por esas mismas latitudes se mueve Casting Of Ages, aunque este me parece el más flojo del álbum (que no repetitivo), por lo repetitivo que resulta ser y que no muestra apenas evolución en sus diez minutos.
Siguen, como no, los pasajes ambientales como en My Heart For Deliverance, posiblemente el tema más enfocado a las atmósferas en todo el álbum, de hecho la parte intermedia es de los mejores momentos de todo el disco, de esos que sin adjetivos nos dejan, algo que solo es digno de ellos.
Abundan los cambios de ritmo brutales, que hacen imposible confiarse, y no que puede parecer un suave tema acústico e instrumental, solo sirve para que nos destrocen vivos con una parte de auténtica locura, véase, el caótico solo de batería de All Is Found In Time que hará que los menos iniciados en estos subgéneros deseen que finalice la canción.
Sin duda el factor sorpresa es y será una de sus mayores armas, el poder mutar completamente de un minuto a otro, y si eso no pasa, ser capaz de aguantar el ritmo sin aburrirnos, no obstante, pensar que es un disco que entra a la primera, sería un error considerable, sigue sin ser apto para todos los públicos y hacen falta muchas pasadas para captar todo lo que hay aquí. No es su mejor obra, todo sea dicho, pero Neurosis juegan desde hace mucho tiempo en una liga bastante elevada, a más de una banda ya le gustaría parir una bestia como esta.
Por lo pronto, los norteamericanos siguen demostrando que tras tantos años aún siguen teniendo ideas, no se  les nota atascados, nada más lejos de la realidad, si para eso tenemos que esperar otro lustro para una nueva obra, que así sea, yo no me opondré.

Nota: 8'5

jueves, 10 de mayo de 2012

El futuro del metal extremo


Lo se, es contradictorio abrir una entrada llamada futuro, con la foto de una banda formada a mediados de los 80, pero todo tiene una explicación, y sirve para explicar mi particular teoría, que veréis más adelante...
Como bien sabréis muchos, el Metal Extremo como tal, aparece a mediados de los 80 con Possessed, Death, Sarcófago, Sepultura... la lista es larga. A partir de ahí se fue endureciendo progresivamente, desde un Thrash muy sucio, hasta llegar al el Death Metal de Tampa, el Death Metal sueco, el Black Metal noruego, el Death Doom británico, e incluso hubo una crisis del género cuando a mediados y finales de los 90 degeneraron en movimientos mucho más melódicos, por ende más accesible y más explotables comercialmente. Todo el mundo conoce el caso de Cradle Of Filth, Dimmu Borgir o In Flames. Son todo un filón para las discográficas, y aunque son bastante despreciados, han conseguido ejercer de puente entre el Metal más convencional, y el lado extremo. Lo que ha provocado que cada vez haya más gente metida en el Thrash, el Black y el Death. Y se vuelve al mismo dilema de siempre: "Esto ya no mola porque le gusta a todo el mundo".
Hace unos meses, cuando entreviste a Dying, coincidían en esto. Cosas como el Nu-Metal, habían contribuido a que muchos se metiesen en el mundo extremo, y ya sabemos que al metalero medio, esto no le hace ni puta gracia.
Como antes, comenté, ante la salida de todos estos subgéneros melódicos, se embrutecieron los orígenes. Vamos, coger la fórmula original y radicalizarla aún más. Todo con el objetivo de ser cada vez más inalcanzables, crear una música más agresiva y menos digerible. Sin embargo, y por mucho que me gusten estos subgéneros, cualquier aficionado al Rock duro o el Heavy Metal puede escuchar Brutal Death Metal o Raw Black Metal. Tal vez al rato se acaba cansando si no está muy acostumbrado, pero en mi opinión, no consiguen ser todo lo inaccesibles que deberían. Realmente no consiguen que esa persona directamente quite la música porque es demasiado extraña, o demasiado extrema. Todo lo contrario, le aburrirá y el impacto sólo se quedará en la escucha inicial. Lo peor del Brutal Death, el Grindcore y el Raw Black, que son los subgéneros extremos más extendidos, es que, caen en su propia trampa. Al ir tan directos, poco tienen que ofrecer, y son relativamente bastante limitados musicalmente. Cierto es que muchas bandas, como Spawn Of Possession o Hour Of Penance, meten una gran técnica en su música, pero aún así no pueden hacer demasiado por distinguirse. Ya sabemos que en el mundo del Heavy Metal la innovación se paga a un precio muy alto...
También tenemos el caso de subgéneros que se sienten muy cómodos sin innovar, pero, realmente ya han llegado a su tope, y de ahí nadie los saca ¿os suena el Noisegrind?



Poco les queda para ser directamente ruido, en poco más de un minuto han ofrecido todo lo que tenían, que es su objetivo, y me encanta que así sea, pero aquí no hay nada más que mirar, ir más allá sería prácticamente un sin sentido, y ya tenemos (o teníamos) unos Anal Cunt.
A todo esto se le suma el impulso natural de querer ir más allá, de ser un poco más bestia que los demás, pero ir más bestia significaría estar más atado musicalmente, y no ofrecer nada nuevo. Veamos otro ejemplo, el Slamming Brutal Death Metal. Para quien no lo sepa, consiste en coger riffs de pantera, afinarlos lo más grave posible y cantar en voz ultra gutural, al estilo de Tomb Of The Mutilated y basar todo un disco en un elemento que en teoría estaba para rellenar una parte de una canción.



Quiero dejarlo claro, me gusta el Slamming, me parece divertido, pero considero que intentar innovar así es como hacer un hoyo en la arena de la playa. Esta bien para un rato, pero las bandas en el 95% de las veces son clónicas.
Visto así, nos quedamos en un callejón sin salidas, ya no se puede ser más bestia sin hacer directamente algo soporífero, y las ataduras cada vez son mayores, así que necesitamos ser más brutos aún pero con la posibilidad de poder innovar, y además volver a la idea original de ser poco digeribles, un desafío para los oídos. ¿No es acaso la idea que impulsa el Metal Extremo, ir siempre al límite?
Lo que viene ahora es puramente subjetivo, y cabe la posibilidad de que me de una ostia impresionante, pero me lanzo a la piscina.
Cuando hablo de ser extremos, no me refiero a incluir pequeñas variaciones sobre lo que ya está establecido. Me explico, se perfectamente que hay muchas bandas que se están volviendo más técnicas, más progresivas, más complejas. Lo digo por si algún listo me salta con el nombre de Pokemon de Djent. No tengo nada en contra, es más, lo considero otra chorrada de etiqueta. Sin embargo, sigue siendo algo  fácil de escuchar. Ahora es el momento de explicar por qué puse una foto de Godflesh al comienzo de la entrada. Hagamos un pequeño experimento, comparemos 4 álbumes de 1989. Slowly We Rot de Obituary, Altars Of Madness de Morbid Angel, Beneath The Remains de Sepultura y Streetcleaner de Godflesh, de esos cuatro, estoy seguro de que los tres primeros los habreis escuchado miles de veces, sin embargo, quien conozca el Streetcleaner estoy seguro de que si lo ha llegado a escuchar entero, desde luego, no con tanta frecuencia como los anteriores. Lo curioso es que siempre hemos considerado que lo más extremo eran los tres  primeros discos, y sin embargo tenemos ahí esa rara avis, que a buen seguro, cuesta más de escuchar. Que nadie piense que yo soy un macho que es capaz de oir el Streetcleaner mil veces al día,  soy el primero en reconocer que me cuesta mucho escucharlo, mientras que los otros entran como el agua.
Sin duda pienso que el futuro del Metal extremo está en lo que creó Godflesh o Pitchshifter, bandas de Metal Industrial muy abrasivo y muy oscuro, que son una auténtica taladradora de neuronas.
Además ha sido un subgénero que creo que no ha sido todo lo aprovechado que debería ser, Ministry o Nine Inch Nails (cuando Reznor estaba cabreado consigo mismo, sí que se podría considerar Metal) llevaron el género a unos terrenos menos enfermos. Incluso los propios Fear Factory acabaron haciendo algo cercano al Nu Metal en Digimortal. Pero muy pocos siguieron la senda más malvada del Industrial.
No es el único camino a tomar, otro subgénero que parece bastante olvidado es el Doom extremo. Añado la coletilla para distinguirlo del Doom primigenio de Saint Vitus o Pentagram, o el gótico de Paradise Lost y My Dying Bride (Anathema que se jodan, que siguen con sus mierdas alternativoides).
Pero no quiero que se me malinterprete, me encantan todos estos subgéneros, y estas bandas, pero hablo de mirar hacia delante y crear algo realmente extremo, que a un servidor le cueste escuchar.
No sólo hablo de recuperar la senda que del Doom/Death, que algunos como Asphyx siguen llevando, o Doom/Black, como hacen mis admirados Forgotten Tomb. Hablo de cosas como el Drone/Doom Metal ¿os suena Sunn O)))?



El que escribe ha sido incapaz de escucharse un disco entero de estos locos, porque no tiene fuerzas (de momento) para ello. No me equivocaría al decir que Sunn O))) son han causado muchas más pesadillas que Dying Fetus.
Sin embargo, al hacer un Drone bastante puro, corren el serio riesgo riesgo de caer en la monotonía, como el Slamming Brutal, no obstante, ambos viven de abusar de un elemento musical. Aún así, han sido capaces de jugar con el Dark Ambient y el Black Metal en alguno de sus discos (Black One, para más señas).
No todas las bandas de Doom son tan destructivas, así tenemos a los Void o a los Orthodox (que además son paisanos, todo un orgullo) que se mueven en un Doom más "convencional" o al menos no tan opresivo.
Y al igual que el Brutal Death exageró al Death Metal, el Funeral Doom ha sido otra vía para exagerar al Doom. Y aunque no lo parezca, hay que tener muy buenas manos para no aburrir con tu música, no obstante, no es nada extraño ver canciones de más de diez minutos. Pero como se haga bien, y los músicos tengan muy claro que hacer, pueden salir obras maestras como la de aquí abajo.



Y si ya queremos rizar el rizo, dentro del Black Metal han surgido elementos bastante enfermos, como son el Black Metal Depresivo, con Shining, Thy Light, Happy Days, Lifelover, Gris... y os aseguro que hay mil ejemplos más, y ninguna de estas se corta a la hora de experimental y hacer su música más extraña y perversa. Es curioso, pero estas bandas tienen como claro referente a Dead de Mayhem, han llevado la decadencia personal un paso más allá. Famosos son los conciertos de Niklas Kvarforth de Shining, que ha hecho de todo en un escenario, cortarse, mearse, drogarse, beber, escupir.... o Kim Carlsson, de Life Lover y con un torso lleno de cicatrices de cortes (auto provocados, como no). O los que han partido del Black Metal, para hacer un Metal totalmente experimental, impredecible y de locura, llámese Sigh, me fallan a estas alturas los ejemplos, porque tragarse toda esta música, de este calibre, no es nada fácil, y como todos, muchas veces tiro por lo convencional, como todos.
Como vemos, ninguno de los subgéneros que he nombrado ha salido de la nada, es 100% nuevo, pero son bastante minoritarios, y muy poco se ha tocado en ellos. Tal vez por eso los músicos tienen esa libertad absoluta para experimentar y hacer lo que les de la gana, llevar el Heavy Metal hacia un nuevo límite.
Y podría seguir con el ámbito del Post Metal, que es la etiqueta que mejor agrupa a bandas como Neurosis, Isis, Cult Of Luna, aunque también se admite Sludge Ambiental, o cualquier otro término extraño...puede que no sean lo suficientemente extremos, pero, como todos los antes citados, sigue siendo muy difícil de digerir. Aunque, quien sabe, igual este subgénero acaba teniendo una explosión comercial hasta tiene su explosión comercial, quien sabe.
Como os he demostrado, hay muchísimo donde experimentar, donde probar cosas nuevas, y si no se hace es porque no se quiere. El Heavy Metal tiene bastantes vías por donde avanzar, yo he mostrado algunas, y seguro que me dejo por el camino otras tantas. Se hacen cosas nuevas, y al igual que en los 80, cuando el Metal extremo avanzaba, no era fácil buscarlas, pero ahí estaban, y pocos se atrevían a probarlas.
Y parece mentira que todo empezase con unos visionarios que vinieron desde Suiza....

lunes, 5 de marzo de 2012

Crítica de discos: Acid Bath - When The Kite String Pops


Bizarra cuanto menos la portada del disco que nos ocupa. Hecha por el infame John Gacy, un asesino en serie que tenía la curiosa afición de vestirse de payaso, y al que le iba de todo: pedofilia, necrofilia, canibalismo....
Con una portada así, desde luego cabe preguntarse que banda es la que ha tenido el curioso (y original) gusto de decorar su álbum debut con la pintura de semejante ser.
La respuesta es esta banda de Louisiana, dedicada a un estilo muy popular en las regiones cercanas, y que en esos años estaba saliendo a la superficie, el Sludge Metal. En pocas palabras, Doom Metal con Hardcore Punk, aunque, como es lógico, esta música esconde mucho más que esta mezcla, en principio incompatible.
Sin embargo Acid Bath nunca gozaron de la popularidad que si tuvieron sus contemporaneos como Eyehategod o Corrosion Of Conformity. Una lástima porque no tenían miedo a nada, y en este enorme debut podemos encontrar temas y momentos complétamente opuestos unos de otros. Nada tiene que ver la abrasiva apertura del disco con The Blue con Cheap Vodka, que se mueve en unos terrenos pertenecientes al Hardcore de la vieja escuela. Sobre la base de un estilo como es el Sludge que estaba en ciernes aún, se dedican a aplicar todas las influencias posibles: Doom, Thrash, Hardcore, incluso algunas reminiscencias industriales en God Machine, o incluso el tema What Colour Is Death nos recordará en ciertos momentos al Death Metal, y aún así no es un tema completamente clasificable en este estilo. Así uno puede pensar que la etiqueta de Sludge viene dada para agrupar de alguna manera tantas influencias distintas en una misma banda. Pocas veces una banda que es capaz de ir desde los blast beats hasta las colosales canciones acústicas de Scream Of The Butterfly y The Bones Of The Baby Dolls. Sobretodo esta última, que se convierte en el mejor tema del álbum.
La cantidad de elementos distintos que tiene este álbum es digna de admiración. No es un disco homogéneo como pudiera ser uno de Incantation o uno de Gorgoroth, donde desde el principio al fin sabemos que vamos a encontrar a grandes rasgos. Aquí el contraste puede ser brutal. Del dinámico riff de Tranquilized podemos pasar a una parte mucho más tranquila, más melódica incluso, donde el bajo se queda solo en ocasiones, y de repente encontramos la asesina Cheap Vodka. Tambien cogerá de sorpresa el blast beat con la que arranca Jezebel y como puede ser que una canción tan furiosa sea continuada por un tema tranquilo como el antes citado Scream Of The Butterfly. Y como este, muchos ejemplos más podría poner, incluso no hay que esperar al siguiente tema. En el mismo tema este puede ir evolucionando poco a poco para acabar convirtiendose en un ente completamente diferente
Es el factor sorpresa el que anima al oyente al continuar la escucha, el no saber con cual arma atacarán estos americanos. Además esto provoca que no sea un álbum especialmente difícil de escuchar, aunque donde si hay más dificultad es a la hora de apreciar todos los detalles. Es paradójico, pero el dinamismo del disco provoca que no nos centremos en cómo hemos llegado de el punto A al punto B, simplemente lo hemos hecho, y unos momentos de distracción provocan que nos preguntemos si realmente ya hemos cambiado de pista. Esta es precisamente una de sus mayores virtudes, una fluidez asombrosa, que varía de un registro a otro con gran facilidad, lo que denota la gran calidad que tienen a la hora de componer todos estos temas, y sobretodo ser capaz de asimilar todas sus influencias, dejándonos un deja vú de otros géneros. Si una parte suena a Doom Metal es porque es una de las influencias de estos sureños, y así con todos y cada uno de los géneros que pueden tocar estos monstruos, y encima dando ejemplo de cómo se debe hacer el Sludge. Una de estas bandas que han influido más de lo que pensamos, menos mal que gracias a Internet se puede hacer un poco de justicia a todas estas leyendas del underground, que no tuvieron la ocasión de demostrar de todo lo que eran capaces, pero que su breve legado les permite perdurar.

Nota: 9'3

domingo, 16 de octubre de 2011

Crítica de discos: Terra Tenebrosa - The Tunnels (2011)

Voy a confesarlo, me mintieron acerca de este álbum, me mintieron vilmente. Me dijeron que era un Black Metal muy experimental, y no lo es. Pero me alegro enormemente de que me mintieran, o al menos, no me revelasen la sorpresa, porque esto va más allá de las etiquetas, pueden ser muchas o ninguna a la vez. ¿Doom? ¿Sludge? ¿Ambiental? ¿Noise?. No encaja exactamente en una categoría concreta, es como una plaga que infecta y toca a varios elementos. Metal experimental sería lo más adecuado para nombrar este monstruo, pero como veis otro término difuso.
Pero ¿en que consiste esta banda, esta bizarrada, que no tiene otro nombre posible?
Como he dicho, en lo musical no es una banda limitable, pueden recordarnos a Neurosis, con ciertos toques de Darkthrone, con la oscuridad de Celtic Frost, y rasgos de cualquier banda de Sludge de Nueva Orleans, pero con ciertos toques bastante subrealistas. Son detalles, como las voces, constantemente en segundo plano, monótonas e ininteligibles, salvo en momentos como The Arc Of Descent, donde aparece la voz chillona típica de los bosques noruegos (aunque ellos son suecos), el resto del álbum, avanza lentamente, con riffs inspirados en el Doom clásico, que en cualquier momento desembocan en momentos de tranquilidad aparente, que de nuevo son rotos de imprevistos por esa sucesión de riffs y ruido, véase Through The Eyes Of The Maninkari el tema más representativo del disco, donde se juega con el constraste de la parte lenta, más convencional y los interludios ambientales, que, faltaría más, están presentes en todo el álbum.
Pero eso no es todo, estos suecos han conseguido algo bastante meritorio en esta sociedad de la información, donde se puede conseguir cualquier cosa de cualquier banda.
Si alguien tiene ya unos pocos de años, tal vez recuerde que en sus inicios Slipknot intentaban conseguir el anonimato con el numerito de las máscaras y los pseudónimos de números. Lógicamente la gracia les duró poco, y a los pocos años ya se sabía todo de ellos, y ya no es raro verles sin máscara. Bien, Terra Tenebrosa decidieron esconderse bajo máscaras Kabuki y pseudónimos, la diferencia es que no sabemos siquiera que instrumento toca cada miembro (y eso que sólo son tres), y sólo tenemos una ilustración de cada miembro. La única banda que recuerdo que hayan conseguido esto con éxito son Portal, unos australianos que también son para echarles de comer aparte...
Con esto consiguen alimentar el halo de misterio de la banda de manera considerable. Banda que hace metal experimetal de cuyas identidades no sabemos nada. Fórmula perfecta para llamar la atención.
Como suele ser normal en este tipo de Heavy Metal, no es un disco que facilite la escucha al que no está acostumbrado a lo menos convencional. A veces el hecho de que las voces estén en un segundo plano, cual psicofonías, pueden hacer un tanto tedioso el disco. Aunque tal vez ese sea el efecto deseado, a través de la lenta evolución de los temas ir desesperando poco a poco al oyente.
Así que la escucha del disco puede presentarse como un desafío para los más impacientes, no es algo que entre a la primera, que se deje escuchar de manera sencilla, ahí está su encanto.

Nota: 8,5

viernes, 6 de mayo de 2011

Crítica de discos: Batillus - Furnace (2011)

Es curiosa la entrada de hoy, ¿eh? apuesto a que muchos no sabreís que banda es esta. Comprensible pues, Batillus son una banda de Doom Metal de Nueva York, formados en el 2008, este es su primer álbum, que no su primer trabajo editado, antes ya tenían algún EP, single, split...
La cuestión es que estos chavales prometen, por lo menos en el campo del Doom Metal, pero con grandes pinceladas de Black Metal, vamos, lo que viene siendo Blackened Doom Metal (¿a que queda bien así?).
Puedo entender que, viendo la duración de algunas canciones, el disco eche para atrás, ya que salvo Deadweight y Uncreator, cada canción sube de los 7 minutos muy fácilmente. Pero a pesar de todo, el álbum se pasa rápido, principalmente porque son sólo 6 canciones, lo que se resume en 44 minutos de aplastante Doom. Pero también ayuda el hecho de que los chavales tienen talento, y hacen que una cosa tan áspera como pueda ser el Doom Metal, nos deje con ganas de más.
Desde el principio el álbum sale a desconcertar al oyente. Un ruido blanco de fondo, que parece sacado de la radio de Silent Hill nos da la bienvenida. A los pocos segundos aparece una tétrica guitarra acústica que dará paso a los densos riffs y a los gritos que nos acompañaran en toda la canción y sobretodo en la obra. Pero de nuevo volvemos a la inquietante acústica, y todo irá bajando de nivel, hasta que oigamos solo una batería que al final se desvanece hasta quedar todo en silencio. Roto de nuevo por la distorsión y alaridos que se harán perpetuos hasta el final de la canción, y eso que dura casi 9 minutos.
Es curioso, pero, sobretodo en la primera parte, del tema, he notado una influencia clarísima de los maestros del Sludge y experimental: Neurosis. Para quien tenga los oídos entrenados en este tipo de frecuencias sonoras, creo que verá bastante claro el homenaje.
Deadweight por suerte se muestra algo más accesible (si es que este término se puede usar en Batillus), pero tiene un riff machacón y repetitivo que se clava sobre tu mente. Pero como dije antes, te dejan con ganas de seguir moviendo la cabeza, y más aún cuando dejan ese solo de guitarra enfermo, al final de la canción.
Sin embargo Uncreator, la más corta del disco, con 3 minutos y medio, muestra la otra cara de Batillus, la que rinde tributo a Darkthrone, Mayhem, Immortal, Emperor, etc. Toda una descarga en condiciones de Black Metal, pero, con el toque lento que le saben dar estos neoyorquinos, y una batería que no nos deja apenas descansar. Luego dicen que el Doom Metal no es Metal extremo....
Ya en The Division, las cosas vuelven a su lugar, con una introducción instrumental de 3 minutos, que darán lugar a un pequeño solo de bajo y de ahí otra vez tendremos presente la agónica voz de Fade Kainer, y los aplastantes riffs de guitarra que se irán alternando de nuevo, con partes limpias. Aunque me ha llamado la atención una especie de zumbido que se presenta por la parte final del tema, y que es un tanto desagradable, no sé si será para crear algún efecto en quien lo escucha, pero, a pesar de ser un tanto molesto, consigue que el tema sea aún más inaccesible.
Se nota que a Batillus les gusta el Drone, porque es con lo que arrancan What Heart, aunque sin llegar a los enfemizos niveles de Sunn O))), claro está, para empezar porque tienen percusión.
Pero bromas aparte, cierto es, que este es junto a Mautaam, el tema más denso del álbum, no el más largo, pero es mortalmente lento. Está bien que flirteen con el Drone, pero, podían haber acortado un poco el experimento.
Aunque para extraño es el comienzo de Mautaam, con un sampler bastante siniestro, de alguien, hablando, a saber qué, porque tiene la voz muy distorsionada, pero en cuanto los desgarradores acordes de la guitarra comienzan a hacer una fúnebre marcha Drone/Doom, eso nos da igual. Así estará hasta el primer tercio del tema, cuando los infernales alaridos nos despierten del trance. Progresivamente la canción se irá intensificando, buena prueba de ello es el ritmo de la batería, que empieza a animarse por la parte final, metiendo más bombo, y un blast-beat que nos coge de sorpresa, para volver a sumergirse de nuevo en el ruido, y repentinamente, hacerse el silencio. De esa manera tan brusca acaba el prometedor debut de estos norteamericanos, que quien sabe si en un futuro se podrían convertir en una banda puntera de la escena Doom. Creo que más que en América, donde pueden conseguir más reconocimiento es en Europa, que somos algo más abiertos de oídos, y muchas veces no nos importa lo que venda o no venda una banda....
Hablando de ventas. Como muchas otras, han decidido que si la gente se va a piratear el disco, mejor lo hagan en casa. Es decir, han tenido la idea de poner en su página web el disco a disposición de cada uno. En múltiples formatos de audio, y como no, de buena calidad, y también la opción de comprar el disco físico (si, los discos existen más allá del mp3). Así que os recomiendo encarecidamente la descarga, creo que se merecen tener repercusión. Bajároslo aquí.

Nota: 8

jueves, 7 de abril de 2011

Crítica de discos: Pantera - The Great Southern Trendkill (1996)

Muchos dicen que Pantera, a pesar de haberse disuelto oficialmente en 2003, acabó realmente con la muerte del tristemente fallecido Dimebag Darrell en 2004. Yo no soy de esa opinión, Pantera acabó en 2003 y no lo hizo antes porque tenían que hacer conciertos y compromisos varios. Pantera hacía mucho tiempo que estaba agonizando por dentro, lo bueno para nosotros es que esa crisis interna repercutió para bien en su música. La rabia de su música era real, la rabia que tenían ciertos miembros de no poder abrirle la cabeza al otro. Que los hermanos Abbott y Phil Anselmo se detestaban no lo dudaba nadie (si, falta Rex, pero gracias a que él era el tío con el que se llevaba bien todo el mundo hizo de conciliador de ambas partes, gracias a esto la sangre no llegó al rio mucho antes) y además tanto Vinnie como Phil eran dados a soltar la lengua, y a los tacos más aún, así que si Darrell hubiese seguido vivo, para que nos hagamos una idea, habríamos tenido una pelea dialéctica (y no descarto la física) a través de los medios entre ambas partes, y habría sido mil veces peor que la que tuvieron Fear Factory hace poco o años antes Rob Halford con los Judas Priest. Lo único bueno de la muerte de Dimebag ha sido que este ha mantenido alto el nombre de los sureños, cosa que no hubiese pasado con las más que posibles batallas entre miembros (si es que este chico hacía bien todo...) ¿Reunión? En el guitar hero, porque otra cosa....
Es un álbum inesperado, con momentos que seguramente nadie esperaba de los sureños unos pocos años antes. Sigue manteniendo el sonido Pantera, pero lo lleva a unos territorios desconocidos, y a diferencia de otros casos (cofcofcoldlakecofcof) el experimento les sale a la perfección. Para calificarlo sólo se me ocurre un adjetivo: enfermo, en el buen sentido, claro está, demasiado pesado, como dicen algunos. Tal vez, pero es que las circunstancias pedían un álbum denso, muy denso, de esos en los que una vez que te metes no sales, quedas totalmente enganchado como a mí me ha pasado.
Sin embargo, el álbum empieza de una manera habitual, no, me equvoco, más burra que nunca: con Phil Anselmo pegando un berrido que seguro, más de un susto ha causado, y después de eso, velocidad y riffs estilo Pantera, batería machacante de Vinnie Paul, y no falta el solo de rigor de Darrell. Menuda manera de comenzar, con una auténtica patada en los huevos.
War Nerve sigue el mismo camino y se encarga de seguir destrozando los oidos, y sobretodo preparando el terreno para lo que viene que será toda una sorpresa.
De repente la velocidad baja notablemente y todo se hace más denso, más pesado, más dificil de asimilar. Con Drag The Waters Pantera siguen demostrando que pueden bajar la velocidad pero seguir siendo igual de burros. Gracias a este tema este disco adquirió la "fama" de ser demasiado pesado y aburrido. No podría estar más en desacuerdo, lo que pasa es que el disco se deja escuchar cada vez menos, 1992 quedó lejos....
Ahora encontramos una de las mayores sorpresas: 10's que comienza con una guitarra acústica que enseguida es acompañada por un riff lento y sucio que se va desarrollando poco a poco. Si a eso le sumamos el bajo de Rex, muy presente en esta canción y a la voz agónica de Anselmo tenemos una canción que podría hacerse pasar por una cualquiera Sludge Metal (recordemos que en esos tiempos Anselmo comenzaba su proyecto Sludge: Down). Es aquí donde está el encanto del álbum, en su fuerte influencia Sludge, en presentarnos canciones lentas y poco asimilables.
La velocidad vuelve a subir ligeramente en en 13 Steps To Nowhere, que devuelve parte de la brutalidad de los antiguos Pantera, para muestra el hecho de que Anselmo cuente con dos voces simultaneas, no obstante da la sensación de quedarse a medio camino, a punto de reventar pero no lo hace.
Pero la mayor sorpresa nos la llevamos con Suicide Note Pt.1, si, es acústica, y sí, Phil se la dedica a su adicción a la coca. Parece raro, pero como dije antes, los experimentos les salen muy bien, y esta canción simplemente es belleza, una calma reconfortante y cálida. Podría haber servido de balada, pero eso ya sería pasarse. Pero se acabaron las tonterías, de otro susto, la secuela de la canción y Living Through Me nos devuelven a los Pantera clásicos, sin experimentos ni entretenimientos. Sólo brutalidad y velocidad (a pesar de que Living Through Me tiene un pasaje industrial bastante extraño, y metido ahí vaya a saber por qué).
Pero de nuevo volvemos a la tónica de este álbum con la joya de este disco y una de las mejores canciones que han hecho los de Texas (y cuando digo de las mejores digo de las primeras, toda una obra maestra). La pieza en cuestión responde al nombre de Floods, que sigue el sendero marcado por el Sludge. La canción empieza con una acústica y lentamente irá subiendo de potencia, pero poco a poco....
Anselmo aparentemente se ha quedado sin rabia, aparentemente claro, porque a mitad de canción empieza la tormenta, aparece ese riff repetitivo y machacón que da dolor de cabeza, que por suerte para nosotros es acallado por la lluvia. Entonces es cuando aparece Darrell en su máxima expresión con el mejor sólo que ha hecho jamás, largo, técnico, intrincado, absurdo, épico y simplemente impresionante, probablemente te preguntes como se le pudo ocurrir tal locura, sólo se que nunca lo sabremos. Para finalizar el tema vuelve ese riff destroza tímpanos para derivar en otro riff más suave y calmado que va cediendo su paso a la lluvia.... Vaya 7 minutos de canción.
Para finalizar tenemos dos canciones combinadas enlazadas una con otra. The Underground in America, al más puro estilo Pantera aunque sin dejar de lado los momentos extraños, en concreto una serie de violines que parecen distorsionados o vete tú a saber qué, y como no, acaba en unos berridos horribles de Anselmo que deja paso a Sandblasted Skin donde directamente lo mandan todo a la mierda. La más burra para finalizar, eso es actitud. Ni inventos ni nada, simplemente lo que los fans quieren y esperan, nada más. Lo que no entiendo son los minutos de silencio antes de finalizar la canción, y que realmente sobran, porque son como los anuncios al final de un programa.
Si es la primera vez que escuchas el trabajo es muy probable que te aburra y pases de él, comprensible, pero si quereís Pantera sin complicaciones, ahí teneis el Cowboys From Hell o el V.D.O.P. Para los que ya han escuchado este trabajo antes y no les convence aún, seguid machacándolo, tiene más de lo que parece (incluso melodía y todo). Pero es normal que eche para atrás, tenemos a Pantera en una época en la que estaban más preocupados por no matarse entre ellos que preocuparse en lo que pensasen los demas, aunque ahora que lo pienso, ¿eso no es lo que han hecho siempre?

Nota: 9