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domingo, 10 de febrero de 2013

Thy Art Is Murder - Hate (2012)


Hemos vuelto, tras un mes bastante parado debido a obligaciones académicas, por fin puedo volver a este pequeño agujero de inmundicia. Ya lo echaba de menos y volvemos fuertes y con unas pocas ideas bajo el brazo, pero centrémonos en la obra de hoy.
Antes de nada, viendo el historial del blog, se que a más de uno que me conozca un poco se habrá extrañado bastante de ver a esta banda por aquí, y más aún este álbum. Todo tiene su razón de ser, claro está.
Y es que el caso de Thy Art Is Murder es uno de los más peculiares que he visto en el mundo de la música extrema, por no decir que no he visto otro caso como este. Haciendo un viaje al pasado Thy Art Is Murder se caracterizaron en su primera demo y su primer EP por ser el hermano perdido australiano de Suicide Silence. Ni que decir tiene que precisamente su EP Infinite Death sigue siendo bastante popular entre ciertos sectores... Sin embargo en 2010 con The Adversary directamente se marcaron uno de los mejores (por no decir el mejor) disco de este infame subgénero tan sobrepoblado de clones. Bajo la etiqueta de Deathcore Técnico se marcaron un discazo con todas las letras, lleno de riffs letales, mil solos y breakdowns  muy bien ejecutados (entre otras cosas, no se dedicaron a basar los temas en dicha técnica). Por supuesto dicha obra se ganó el respeto de muchos, como un servidor, al que no nos importaba en absoluto las etiquetas para disfrutar del álbum de estos monstruos australianos. 
Bien, casos de bandas que de una obra a otra dan un salto de calidad abismal para bien, hay unos pocos. Sin embargo que todo ese talento, a la siguiente obra decidan tirarlo a la basura y ofrecer un disco que ya de por sí solo representa todo lo malo del género y que en comparación con su predecesor es para ir a Australia y ejecutar a todos y cada uno de los miembros, pues eso no es nada sencillo de ver.
Por si no os habíais dado cuenta esta ha sido la mayor decepción musical que me llevé el año pasado (y mira que fueron unas pocas). Mucho esperaba de los chicos de Sydney que usaron nuestras espectativas para limpiarse el culo.
Investigando un poco en el por qué de este cambio tan radical y a mal, descubrí que el guitarrista Gary Marlowski fue expulsado en 2010 por robar a los otros miembros, así que por el cambio supongo que este Marlowski sería el principal compositor de The Adversary. Digo yo que lo suyo habría sido encontrar a otro guitarrista con ideas similares, y no al típico que solo piensa en breakdowns para rellenar un tema. 
Desde el tema de adelanto Infinite Forms meses antes ya se notaba que la decepción podía ser épica... pero no tanto.
Hablamos de temas que podrían ser intercambiables el uno por el otro, por eso de que oímos el mismo puto breakdown durante todos los temas. Mientras que en 2010 riffs buenos había de sobra, aquí de vez en cuando oímos alguno, y que sean de calidad podría contarlos con los dedos de una mano. El inicio de Gates of Misery es francamente bueno, pero luego se diluye rápidamente en lo mismo de siempre. 
Eso sí, es un álbum sincero, porque en cuanto pasan tan solo dos segundos del tema y ya meten el primer break, no te crean falsas expectativas, sabes que vas a encontrarte una auténtica basura. Y si, tengo que usar estos términos tan duros porque si has demostrado un nivel tan alto en tu anterior obra, significa que en la siguiente eres o debes ser capaz de producir al menos algo igual y como mínimo mejorarlo. Pero no ponerme una obra digna del chaval que tiene que alisarse el flequillo antes de salir de casa y no ir a conciertos más allá de las nueve de la noche porque a las diez tiene que estar en casa. 
¿Si hay temas buenos? Sinceramente, no. Tan solo el tema de inicio Reign Of Darkness es pasable, en parte gracias a ese mini solo de batería que contiene, que no quita el hecho de que está basado 100% en lo mismo de siempre. Será porque es el tema del vídeo y me resulta más potable, pero poco más.
El otro que tal vez se mereciese el aprobado raspado es Doomed From Birth que cierra el disco con una parte acústica y un breakdown bastante bien conseguido (el único decente del álbum o al menos de los pocos) que al menos nos demuestran que unos cuantos segundos decentes se pueden lograr. 
En cuanto al par de colaboraciones que encontramos a las voces, tampoco mejoran demasiado la cosa. Encontramos a Nico Weber de War From A Harlot's Mouth y a Joel Birch de The Amighty Afliction, así que vamos, os podéis imaginar que van en la línea de calidad del álbum...
Hay algo en lo que si han mejorado en Hate. Hablo de la producción del álbum que es impresionante, un sonido cristalino y potente, que mejora bastante lo anterior pero con el material que tenemos pues da la sensación de que es una producción malgastada. 
Gracias a la producción engaña y mucho, y con un sonido tan nítido la primera escucha puede resultar pasable pero a poco que escuchemos con atención, nos vamos a aburrir bastante con el disco (dudo mucho que alguien se lo escuche entero más de dos veces siendo mayor de edad), con una sensación de deja vú constante y de falta de ideas alarmante para una banda relativamente joven y que han demostrado que lo pueden hacer mil veces mejor. Se han lanzado al público más fácil, y que disfruten de esta acogida rápida, porque desde luego han perdido muchos apoyos y han defraudado bastante. 
Posiblemente si no hubiesen sacado The Adversary habrían tenido mejor nota, pero habría pasado de ellos al ser la típica y tópica banda de Deathcore. Sin embargo las comparaciones duelen, y mucho. Escuchad primero esta obra y después la anterior. Esperemos que todo esto les sirva para reflexionar y tomar una senda mucho más interesante en el tercer disco. Más les vale si no quieren ser flor de un día.

Nota: 2