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lunes, 29 de octubre de 2012

Crítica de discos: Rise To Fall - Defying The Gods (2012)


Seguramente muchos de vosotros hayáis oído hablar de estos chicos de Bilbao que han hecho un disco de Death Metal Melódico a la altura de las bandas de Escandinavia, y Europa central, demostrando que la calidad no tiene por qué reñir con la geografía, y que las bandas españolas también pueden hacer grandes álbumes con un sonido espectacular.
Pues bien, de todo lo dicho anteriormente lo único que es cierto es que el álbum suena muy bien producido, un sonido puro, cristalino... y sobreproducido. Dudo mucho que en directo consigan recrear todos estos sonidos tan limpios, pero en fin, es lo que exige el género del "Modern Melodic Death Metal" ¿no?
Y es que esta parrafada de subgénero que no me he inventado y que usan las discográficas para bandas como esta o Jotnar, se usa para disimular el descarado plagio que se hace al Clayman de In Flames. No hablo ya de copias de In Flames, hablo de copias de un disco de In Flames. Porque queramos o no, esos In Flames ultra modernizados que empezaron en el Colony, han sido una influencia aún mayor que los primerizos (y superiores) In Flames que compusieron discos bastante más cercanos a lo que es realmente el Death Metal Melódico.
Y es que las etiquetas son un arma de doble filo, que bien sirve para agruparte con los de tu "especie" o directamente te puede destrozar si las comparamos con las bandas con las que te comparan. ¿Acaso se parecen en algo Rise To Fall a Dark Tranquillity, Hypocrisy, At The Gates o Insomnium? Ni en la afinación de las guitarras. De ahí la coletilla "Modern" para que los intransigentes cerrados de mente como un servidor no se les echen al cuello y ataquen su mediocre música. Porque no es que ellos no tengan nada que ofrecer salvo unos estudios de grabación que hacen maravillas, no. Somos nosotros los que no entendemos su arte, los que no dejamos vivir, los que no tenemos vida propia y tenemos que amargar al resto por nuestra cerradura de mente. La culpa siempre es del otro, así que usamos una coletilla como escudo ante la tormenta de mierda que puede llovernos. Podrían llamarlo "Claymancore" o "Clayman Metal" y serían bastante más honestos y aquí no pasa nada y todos tan amigos.
¿Por que los medios especializados patrios les han hecho la ola? No lo sé, tal vez han visto algo que yo no, tal vez el sonido tan cristalino les haya conducido al engaño, porque tras una producción tan buena no se esconde absolutamente nada. Un disco con poca calidad, que es un refrito 100% del susodicho álbum de los suecos. Cada riff parece decir a gritos "¡Mira, soy como Jesper Strömblad!". Una cosa es mostrar tus influencias y otra muy distintas es fusilarlas descaradamente. Ya que estamos podrían haber copiado el Whoracle, o el Lunar Strain e incluso poner algo del The Gallery de Dark Tranquillity, pero claro, eso ya no suena tan claro, ya no entra a la primera, es más difícil de asimilar. Implica cierto esfuerzo que no estamos dispuestos a hacer. Mejor hacer unos cuantos gritos Hardcore y después usar voz limpia en el 60% de la canción, no vaya a ser que se me queme la garganta, pero ¡ojo! que yo hago DEATH Metal Melódico, y después meto estribillos facilones en todos los temas, que tampoco tengo muchas ganas de pensar en algo un poco más elaborado. Esta voz vaga me recuerda más a Sonic Syndicate, esa banda de Metalcore mediocre que también se dedica a copiar a los Nu-In Flames y Killswitch Engage.
Y no, tampoco meter electrónica en el principio de todos los temas te hace ganar variedad, resulta cansino y consigues que todos tus temas resultan iguales, algo meritorio si tenemos en cuenta que tu música está hecha para ser accesible. Ahí tenemos el elemento Death del disco, han conseguido que todos sus temas sufran una alarmante falta de heterogeneidad, como una banda de Death Metal mediocre.
¿Y por qué no he analizado ningún tema? Porque escuchado uno, escuchado todo este festival de tópicos. Riffs tipo Maiden, más limpios aún que los de los propios británicos, algo paradójico para una banda de Death melódico, estribillos recurrentes, una voz debilmente rasgada en los versos que no está por la labor de  ser más agresiva y una batería con el ritmo característico "tupa-tupa" y algún doble bombo. Eso es lo más agresivo que hay en todo el álbum y tampoco es que den ganas de abrirse la cabeza al ritmo de la música.
Pero al César lo que es del César y hay que reconocerles que el disco es muy fácil de escuchar, sin que nos demos cuenta habremos pasado por los once temas del disco sin pena ni gloria, sin nada que destacar, salvo la sensación de que han sacado Clayman 2.
Antes de acabar, un último apunte, aunque este disco fuese etiquetado como Metal Moderno, o Metalcore (dos definiciones que se le ajustan mejor) seguiría siendo igual de mediocre. Porque usar una buena producción para tapar tus carencias es hacer trampas. Y por cierto, es curioso pero en España es el sitio donde mejores críticas que he oído sobre el álbum, más que en el extranjero, por algo será... eso sí, esta vez no pueden decir que nunca valoramos lo nuestro.

Nota: 3'5