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viernes, 20 de septiembre de 2013

Reuniones, cachés y enfados.


Lo primero, mil disculpas por haber dejado abandonado el blog por más de un mes, entre la falta de tiempo, la avalancha de discos nuevos, y de esos pocos me llamaban, y mi trabajo en Subterráneo, esto acababa siendo la última prioridad.
No toca hoy reseña, sino otro tema que por acontecimientos recientes se ha puesto muy de moda. El sempiterno asunto de las reuniones. Hoy mismo me dijeron que mirase las primeras confirmaciones del Hellfest, con muchas joyas de cabeza de cartel. Entre ellas destacan Emperor (a los que luego volveremos) y sobretodo una reunión a todas luces imposible: Death. Si, la banda de Chuck Schuldiner, y tranquilos que no han contratado a ningún holograma como pasó con 2-Pac
Aún así, más de uno/a se lo ha tomado como si hubiesen profanado el cadáver del artista, pero hay ciertas cosas que matizar. Nadie se quejó en 2012 cuando se hizo una pequeña gira por EEUU de músicos que tocaron en Death, más invitados en las voces, todo ello bajo el nombre de Death To All Tour. Para los curiosos, aquí una reseña de uno de los conciertos con todas las alineaciones de músicos, ninguno de ellos manco. Y de hecho bajo el nombre de Death To All será como toquen en Hellfest, de hecho una gira europea se realizará este noviembre. Obviamente Hellfest no son tontos y saben lo atractiva que es la marca de Death para vender entradas, pero que nadie se equivoque, esta no es una reunión en sentido estricto, sino algo parecido a Dio Disciples, y por si quedaban dudas, dicha superbanda tiene autorización de la familia, así que las quejas no son válidas.

viernes, 6 de mayo de 2011

Crítica de discos: Batillus - Furnace (2011)

Es curiosa la entrada de hoy, ¿eh? apuesto a que muchos no sabreís que banda es esta. Comprensible pues, Batillus son una banda de Doom Metal de Nueva York, formados en el 2008, este es su primer álbum, que no su primer trabajo editado, antes ya tenían algún EP, single, split...
La cuestión es que estos chavales prometen, por lo menos en el campo del Doom Metal, pero con grandes pinceladas de Black Metal, vamos, lo que viene siendo Blackened Doom Metal (¿a que queda bien así?).
Puedo entender que, viendo la duración de algunas canciones, el disco eche para atrás, ya que salvo Deadweight y Uncreator, cada canción sube de los 7 minutos muy fácilmente. Pero a pesar de todo, el álbum se pasa rápido, principalmente porque son sólo 6 canciones, lo que se resume en 44 minutos de aplastante Doom. Pero también ayuda el hecho de que los chavales tienen talento, y hacen que una cosa tan áspera como pueda ser el Doom Metal, nos deje con ganas de más.
Desde el principio el álbum sale a desconcertar al oyente. Un ruido blanco de fondo, que parece sacado de la radio de Silent Hill nos da la bienvenida. A los pocos segundos aparece una tétrica guitarra acústica que dará paso a los densos riffs y a los gritos que nos acompañaran en toda la canción y sobretodo en la obra. Pero de nuevo volvemos a la inquietante acústica, y todo irá bajando de nivel, hasta que oigamos solo una batería que al final se desvanece hasta quedar todo en silencio. Roto de nuevo por la distorsión y alaridos que se harán perpetuos hasta el final de la canción, y eso que dura casi 9 minutos.
Es curioso, pero, sobretodo en la primera parte, del tema, he notado una influencia clarísima de los maestros del Sludge y experimental: Neurosis. Para quien tenga los oídos entrenados en este tipo de frecuencias sonoras, creo que verá bastante claro el homenaje.
Deadweight por suerte se muestra algo más accesible (si es que este término se puede usar en Batillus), pero tiene un riff machacón y repetitivo que se clava sobre tu mente. Pero como dije antes, te dejan con ganas de seguir moviendo la cabeza, y más aún cuando dejan ese solo de guitarra enfermo, al final de la canción.
Sin embargo Uncreator, la más corta del disco, con 3 minutos y medio, muestra la otra cara de Batillus, la que rinde tributo a Darkthrone, Mayhem, Immortal, Emperor, etc. Toda una descarga en condiciones de Black Metal, pero, con el toque lento que le saben dar estos neoyorquinos, y una batería que no nos deja apenas descansar. Luego dicen que el Doom Metal no es Metal extremo....
Ya en The Division, las cosas vuelven a su lugar, con una introducción instrumental de 3 minutos, que darán lugar a un pequeño solo de bajo y de ahí otra vez tendremos presente la agónica voz de Fade Kainer, y los aplastantes riffs de guitarra que se irán alternando de nuevo, con partes limpias. Aunque me ha llamado la atención una especie de zumbido que se presenta por la parte final del tema, y que es un tanto desagradable, no sé si será para crear algún efecto en quien lo escucha, pero, a pesar de ser un tanto molesto, consigue que el tema sea aún más inaccesible.
Se nota que a Batillus les gusta el Drone, porque es con lo que arrancan What Heart, aunque sin llegar a los enfemizos niveles de Sunn O))), claro está, para empezar porque tienen percusión.
Pero bromas aparte, cierto es, que este es junto a Mautaam, el tema más denso del álbum, no el más largo, pero es mortalmente lento. Está bien que flirteen con el Drone, pero, podían haber acortado un poco el experimento.
Aunque para extraño es el comienzo de Mautaam, con un sampler bastante siniestro, de alguien, hablando, a saber qué, porque tiene la voz muy distorsionada, pero en cuanto los desgarradores acordes de la guitarra comienzan a hacer una fúnebre marcha Drone/Doom, eso nos da igual. Así estará hasta el primer tercio del tema, cuando los infernales alaridos nos despierten del trance. Progresivamente la canción se irá intensificando, buena prueba de ello es el ritmo de la batería, que empieza a animarse por la parte final, metiendo más bombo, y un blast-beat que nos coge de sorpresa, para volver a sumergirse de nuevo en el ruido, y repentinamente, hacerse el silencio. De esa manera tan brusca acaba el prometedor debut de estos norteamericanos, que quien sabe si en un futuro se podrían convertir en una banda puntera de la escena Doom. Creo que más que en América, donde pueden conseguir más reconocimiento es en Europa, que somos algo más abiertos de oídos, y muchas veces no nos importa lo que venda o no venda una banda....
Hablando de ventas. Como muchas otras, han decidido que si la gente se va a piratear el disco, mejor lo hagan en casa. Es decir, han tenido la idea de poner en su página web el disco a disposición de cada uno. En múltiples formatos de audio, y como no, de buena calidad, y también la opción de comprar el disco físico (si, los discos existen más allá del mp3). Así que os recomiendo encarecidamente la descarga, creo que se merecen tener repercusión. Bajároslo aquí.

Nota: 8

domingo, 13 de febrero de 2011

Crítica de discos: Emperor - In The Nightside Eclipse (1994)

Empecemos con una obviedad: a los metaleros por regla general, aceptar lo nuevo nos cuesta mucho, nos choca, si algo transgrede nuestras normas lo lapidamos rápidamente. Somos poco transigentes. Son pocos los que consiguen traspasar barreras sin ser apaleados. Pero claro, para eso debes hacer algo con mucha calidad, algo incontestable.
Hay un subgénero, que destaca especialmente por su intransigencia, su repulsa a lo nuevo. Estamos hablando, como no, del Black Metal. Pero también es cierto que tienen motivos de sobra para ser así de cerrados. Cuando a cualquier persona que sepa un poco de Metal, le preguntes sobre bandas de Black Metal, será inmediato que piense en Dimmu Borgir y Cradle Of Filth. Dos bandas que no son Black Metal, pero ni Black sinfónico, ni melódico ni ostias. Pero lo que nadie puede negar es que, tanto la banda noruega como la inglesa tienen grandes influencias de este subgénero. Incluso en un principio de su carrera ambas hacían un Black Metal mucho más ortodoxo, pero claro, eso sólo fue en sus primerísimos discos, en su etapa de tocar en tugurios de mala muerte. El problema fué que en cuanto se fueron alejando del subgénero, por ende se hicieron más accesibles. Y si sumamos el factor de que ninguno de los dos abandonó la imaginería "blacker" como consecuencia se hicieron famosas como bandas de Black Metal sin serlo. Pero también abrieron la puerta a personas no iniciadas en este ámbito. Lo que cabreó sobremanera a los puristas.
Se suele catalogar a estas bandas de Black Metal Sinfónico, no creo que haga falta el por qué. Sin embargo, en cuanto uno escucha este disco lo entiende todo: qué es el Black Metal sinfónico, por qué Dimmu Borgir y C.O.F. no lo son (ojo, no digo que sean malas bandas ni que hagan malos discos, que quede claro) y el por qué de esta aversión de los puristas.
Emperor fueron los primeros en meter en un disco de Black Metal noruego (con todo lo que ello conlleva: crudeza, dificultad para ser escuchado, letras complejas...) elementos de sinfonía. Bien es cierto que en este álbum de una manera un tanto rudimentaria, donde esta melodía queda en un segundo plano en todo el disco, a veces tapada por completo por el muro de sonido que crean Ihsahn, Samoth, Tchort y Faust. En sus discos posteriores ya equilibrarían más la fórmula, hasta llegar a su último disco, donde perdieron los pocos trazos de Black Metal que les quedaban, quedando como resultado un álbum de Metal sinfónico, brutote, pero sinfónico.
Tal vez sea mejor que este disco sea tan directo, tan crudo, de difícil escucha, sobretodo para el que apenas ha escuchado Black Metal, pero para el que ya tenga los oídos acostumbrados encontrará belleza en este trabajo. No hay nada que esté fuera de lugar, todo es fluido, con numerosos cambios de ritmo y aunque la duración es larga (entre 5 y 6 minutos de media) se puede pasar volando.
El disco empieza con una intro extraña, entre ambiental e industrial, pero una vez acaba se desata la tormenta con Into The Infinity Of Thoughts, que empieza siendo la típica canción blackmetalera, con blast-beast, guitarras machaconas y gritos, pero ya podemos intuir algo distinto... !podemos encontrar melodía en los riffs! y poco tardan en aparecer esos coros "celestiales" que están presentes en todo el album (aunque no en todos los momentos, obviamente). Lo bueno de que dure 8 minuntos (es la más larga del album) es que da tiempo a hacer de todo en la canción, tenemos partes más bestias, otras partes sinfónicas, es decir, tiene variedad suficiente para no aburrir.
The Burning Shadows Of Silence es un huracán de Black Metal auténtico, donde realmente todo lo que no sea guitarra, batería, bajo y voz de esta canción está de más, porque no da ni un solo respiro hasta que se acaba, un muro sónico a tu cabeza, continuo, posiblemente sea la más bestia del álbum. Digamos que en Cosmic Keys To My Recreations And Times se compensa un poco la balanza, y la melodía está un poco más presente, digo un poco, porque Ihsahn sigue pegando esos chillidos tan tremendos.
En Beyond The Great Vast Forest y Towards The Pantheon tenemos más presencia de teclados que en sus predecesoras, incluso la 2ª cuenta con un intro muy tranquila, que es el único descanso en todo el album. Pero la tranquilidad dura muy poco y los blast-beats y demás brutalidades vuelven a hacer acto de presencia. Como dije antes, las melodías apenas amortiguan la crudeza del trabajo.
La más "tranquila" de todo el album la encontramos con The Majesty Of The Night, que aunque al principio parezca muy directa, tiene una agradable sorpresa, todo un acierto en el álbum. Para empezar, encontramos durante poco tiempo guitarras acústicas, y un pequeño pasaje bastante calmado, donde abundan los riffs melódicos, los violines y los coros, incluso tenemos un pasaje narrado (si, en voz limpia) que tanto gustará a las bandas que años después recogerán (algunos con más o menos fortuna) el legado de Emperor.
Pero lo mejor está por llegar. Dos aunténticos himnos del Black Metal: I Am The Black Wizards e Inno A Satana.
La primera es una progresión absoluta, va pasando de una atmósfera a otra, puede que esté lejos de ser la más rápida del album, pero no importa, así se aprecian mejor los riffs que tiene (bastante "audibles", no sé si se me entiende) y si añadimos esos coros acompañando a las guitarras....
Pero llegamos a Inno A Satana, que como su nombre indica, es todo un himno, es practicamente prefecta. Desde el pequeño solo de batería, pasando por los estribillos a dos voces, esos riffs épicos, porque no hay otra palabra para describirlo, y sobretodo cuando se hace un brevísimo silencio, aparece una guitarra "malévola" y es entonces cuando de desata el caos absoluto, hasta el final. Solo por este tema vale la pena escuchar todo el disco.
La reedición de este álbum contiene dos canciones extra: A Fine Day To Die, versión de Bathory y Gypsy de Mercyful Fate. Que demuestran que a Emperor no se dan nada mal las versiones. Especialmente memorable es la primera, que es tan buena como la original, con esa larga introducción totalmente acústica que seguro gustará a muchos, y sobretodo el pedazo de solo que se marcan. 100% recomendada esta versión.
Sin embargo, con Gypsy considero que no han estado muy acertados, aunque también parece que el objetivo de la versión no era añadir mucha seriedad precisamente...
Parece mentira que una banda que a punto estuvo de no existir pues un par de añitos antes, el miembro de Emperor que no estaba encarcelado por la quema de iglesias, lo estaba por agresiones, y sin embargo son capaces de parir este album con tanta elegancia, tanta belleza.

Nota: 9