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viernes, 6 de julio de 2012

Crítica de discos: Cattle Decapitation - Monolith Of Inhumanity (2012)


La trayectoria de los de San Diego ha ido subiendo muy progresivamente, parece increíble como lo que empezó siendo una simple banda de Death/Grind del montón, ha presentado su candidatura directa al disco de Death Metal del año, e independientemente de que lo hayan conseguido o no, pues la cosa de las listas no deja de ser algo meramente objetivo, creo que nadie puede negar que se han sacado un discazo de la manga. E incluso aventurandome, diría que lo tiene fácil para convertirse en clásico, tiempo al tiempo.
Dentro del Death Metal existen muchas variantes, como todos los que estáis puestos en la música extrema sabréis. Desde el Death de la vieja escuela, pasando por el Thrash/Death, Doom/Death, Death/Grind, Brutal Death, Death Melódico... nada tienen que ver los cafres acelerados de Aborted con los monstruos densos de Obituary. Pues no se si los americanos se lo habrán propuesto como desafío personal o no, pero este álbum creo que recoge influencias de todos las variantes que he mencionado anteriormente, algo que creo que es la primera vez que oigo en un disco. Siempre que escucho algo de este subgénero, especialmente bandas modernas, pues siempre se nota hacia que rama tira. Sin embargo los Cattle Decapitation, con su base de Death/Grind, le han dado una variedad que pocas veces he visto. Es un contenedor de estilos bastante logrado, capaz de recordar en un momento a Cannibal Corpse, o Morbid Angel, y después a Hypocrisy. Más difícil aún, consiguen que no nos cansemos de la obra, y no sea demasiado difícil escucharla de una pasada, aunque, obviamente, mejor si uno tiene los oídos entrenados, porque sigue siendo un plato muy contundente.
Posiblemente el mejor reflejo de esta variedad  sea ese prodigio vocal que es Travis Ryan, que no me equivocaría al decir que es uno de los mejores vocalistas de la actualidad, e incluso de la última década, no sólo por su habilidad de alternar entre el gutural profundo y el rasgado, sino en el poco tiempo en el que lo hace. El ejemplo más claro es Forced Gender Reassignment, a la mitad del tema nos sorprende con un grito desgarrador, más propio del Black noruego, y sin embargo, la parte final de ese acelerado corte, acaba en una sección de Slamming, y efectivamente, no falta la voz cavernosa a lo Barnes.
No suelo hablar de las portadas de los discos, pero es que esta lo merece, por lo genial que es. Un misántropo homenaje a 2001: Una odisea en el espacio, y que hila con un aspecto que no ha variado en ellos, y ha sido siempre una de sus señas de identidad. Las letras, que siguen con su agresiva defensa del veganismo, su ataque al ser humano por su trato ante los animales y en definitiva, una patada en la cara al mundo. Con esta reseña, ni de lejos, conseguiría abarcar la cantidad de detalles que hay en el disco, porque es para examinar cada segundo con lupa. Una de las cosas que puede llamarnos más es que los de San Diego es que saben utilizar muy bien sus instrumentos, parece una obviedad, pero no lo es. Me explico, no se obsesionan con ser lo más técnicos posibles, aunque lógicamente ninguno de los temas del disco es fácil de tocar. En otras palabras, la técnica está al servicio de la música, y no al reves, como intentan muchas bandas de Death Metal actuales que se hacen llamar técnicas. Uno no puede más que quitarse el sombrero ante el trabajo en las guitarras de Josh Elmore, y la potente base rítmica de Derek Engemann en el bajo, y esa mala bestia destroza-baquetas como es David McGraw, que no para en todo el disco, no hay más que oír como los pedales de la batería no aflojan en un sólo momento, puede que haya algo de triggers detrás, pero viendo de lo que es capaz este hombre, poco arreglo de estudio habrá necesitado.
El álbum va In Crescendo, las descerebradas The Carbon Stampede y Dead Set On Suicide (la primera con unos coros más propios del Hardcore, otra prueba más de que estos chicos hacen de todo), dan paso al single del disco, A Living, Breathing Piece Of Defecating Meat, que podría decirse que es lo más accesible de toda la obra, con ese estribillo que se te queda pegado en la cabeza, pero a pesar de ser un single, empieza con un esquizofrenico blast-beat, para que veamos lo "accesible" que es esta banda...
La antes comentada Forced Gender Reassignment posiblemente sea el mejor reflejo de la variedad de la que estoy hablando,  mientras que Griste LickerProjectile Ovulation, se decantan por ámbitos aún más bestias, que ya es decir con los cafres estos. La última en concreto tiene esas partes tan sucias, dignas del Brutal Death moderno, como Cerebral Bore o Defeated Sanity.
Por suerte para nosotros, sigue muy presente esa épica oscura que pueden darle los Cattle Decapitation a sus temas, esos momentos concretos donde aparece la melodía entre tanto caos, y además de manera repentina. No se puede definir de otra manera que no sea... bello, es la belleza entre tanta agresividad.
Como ese final grandioso de Lifestalker, capaz de hacer que se te pongan los pelos de punta, o ese oasis de tranquilidad como es The Monolith, una breve canción ambiental, la única en la que vamos a oír voces limpias, pero siempre con ese aire siniestro, donde sabes que en cualquier momento puede estallar la bomba, como así hace en Kingdom Of Tyrants, el mejor tema del disco. No es el más bestia, ni el más rápido, simple y llanamente es el más épico de todos, reúne cada uno de los elementos de la obra y te los lanza a la cara, casi sin que te des cuenta.
Esta abominación que lleva el nombre de los americanos, va a tardar mucho en ser superada, muy pocas veces se ven tal cantidad de influencias mezcladas perfectamente, imposibles de abarcar en una sola escucha, y que aún así habrá elementos que se escapen, y a pesar de todo son capaces de sonar a ellos mismos, a pesar de que lo que oímos en el minuto tres, puede ser radicalmente distinto del minuto cuatro.
Impresionante ejercicio de furia descontrolada, que le planta cara a los grandes del género, tiempo al tiempo.

Nota: 9'4