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miércoles, 31 de octubre de 2012

Crítica de discos: Cryptopsy - Cryptopsy (2012)


Dicen que cuando una banda decide titular a su disco de manera homónima es una manera de reivindicarse a sí mismos, de demostrar su identidad. Algo que les hacía falta a los canadienses tras su fiasco con The Unspoken King, llegando hasta el extremo de que algunos fans desearon que el autobús de la banda se despeñase por un terraplén. La respuesta de la banda ante ellos tampoco fue menos...
La verdad es que ni siquiera fueron honestos consigo mismos. Decían que querían experimentar con ese álbum, algo totalmente falso si tenemos en cuenta que Once Was Not era realmente un disco experimental, con sonidos que no habíamos oído antes en un disco de Cryptopsy. Sin embargo la jugada de la banda fue esconder el error de haberse dejado influenciar demasiado por su nuevo cantante, Matt McGachy, al que en más de una foto se le ha visto con camisetas de Despised Icon y similares... El problema es que este intento de captar público más joven no iba a funcionar nunca en Cryptopsy. ¿Por qué? Pues bien, además de que ya tienen toda una carrera de leyenda detrás con joyas como Blasphemies Made Flesh o esa cafrería llamada None So Vile, su público es el mismo que escucha Cephalic Carnage, Suffocation, Origin... no estas bandas basadas en el breakdown. Además de que dudo bastante que su última obra, tan Deathcore, haya sido escuchada en masa por los fans de Suicide Silence, por no decir que ni los conozcan.
A todas luces fue un paso el falso hacia tierra de nadie y este álbum homónimo sirve para decir que han vuelto, que siguen siendo los mismos animales de siempre. Como pequeño guiño al pasado, en la portada hay ciertos detalles escogidos de sus anteriores álbumes, toda una declaración de intenciones...
¿Es un trabajo que vuelve a los senderos tradicionales? Completamente. Cumple las espectativas de lo que debería ser Cryptopsy. No hay voces limpias, ni breakdowns, ni nada que tenga visos de Metal Moderno. Lo cual es bueno, pero deja cero factor sorpresa. Desde el primer segundo vamos a saber exactamente lo que vamos a encontrar, y queramos o no, el impacto se reduce. Lo que no quiere decir que pierdan pegada, y por si quedan alguna duda lo demuestran nada más comenzar con Two-Pound Torch con una suave base de batería, la pacífica voz de McGachy y unos riffs que como es habitual no tienen pinta de ser nada sencillos, y como no, los habituales cambios de ritmo en el tema que parecen imposibles para un ser humano normal. Muchos atribuyen la vuelta al sonido tradicional de la banda al retorno (aunque ahora ha vuelto a irse...) de Jon Levasseur, que ya estuvo con ellos desde el debut hasta el And Then You'll Beg, lo cual no creo que sea del todo cierto. Primero porque contribuyó a discos con un sonido no tan habitual, y segundo porque los canadienses nunca han hecho un solo acorde sencillo con y sin el. Cryptopsy han vuelto a ser lo que eran cuando se han dedicado a hacer lo que se les da bien.
Donde sí se ha notado más la mano de Levasseur ha sido en esos pequeños toques jazzeros que encontramos de vez en cuando, véase la introducción de Shag Harbour's Visitors o el interludio final en Red-Skinned Scapegoat. Aunque este último parece más una pequeña coña dentro de la canción para quitarnos un poco de presión ante la tormenta de brutalidad en la que estamos, eso sí, que a nadie se le olvide que la complejidad del jazz sigue presente en esas líneas de guitarra y bajo que obligan a marear los dedos constantemente y adaptarlos en milésimas a cambios de ritmo brutales, sin transición alguna muchas veces.
Al impecable Flo Mounier se le une Olivier Pinard, de Neuraxis y como podréis suponer ha sido un digno sucesor a Éric Langlois en el bajo. En pocas palabras, dudo mucho que lo echeis de menos. Aunque sí que es cierto que en este disco el bajo se luce un poco menos, tapado por las seis cuerdas en la mayoría de las ocasiones. Esas pequeñas improvisaciones de este grave instrumento es algo que se echa en falta y que le quita ese puntito de locura que tenía el None So Vile.
Tras su obra homónima solo queda decir que han vuelto muy fuerte para recuperar su cetro, manchado hace cuatro años. Han hecho el disco que sus fans, y muy posiblemente ellos querían. Un trabajo identitario que suena ni más ni menos que a ellos mismos. La lástima es que es un poco como ver Holocausto Caníbal a día de hoy, lo que antes impresionó, hoy no tanto por el simple hecho de que ahora existen mil Saw.
No obstante nadie dice que no a una buena ración de brutalidad hecha por unos expertos, que puede que no impresionen tanto, pero todavía siguen teniendo la fuerza suficiente como para arrancarte la cabeza.

Nota: 8'5

lunes, 29 de octubre de 2012

Crítica de discos: Rise To Fall - Defying The Gods (2012)


Seguramente muchos de vosotros hayáis oído hablar de estos chicos de Bilbao que han hecho un disco de Death Metal Melódico a la altura de las bandas de Escandinavia, y Europa central, demostrando que la calidad no tiene por qué reñir con la geografía, y que las bandas españolas también pueden hacer grandes álbumes con un sonido espectacular.
Pues bien, de todo lo dicho anteriormente lo único que es cierto es que el álbum suena muy bien producido, un sonido puro, cristalino... y sobreproducido. Dudo mucho que en directo consigan recrear todos estos sonidos tan limpios, pero en fin, es lo que exige el género del "Modern Melodic Death Metal" ¿no?
Y es que esta parrafada de subgénero que no me he inventado y que usan las discográficas para bandas como esta o Jotnar, se usa para disimular el descarado plagio que se hace al Clayman de In Flames. No hablo ya de copias de In Flames, hablo de copias de un disco de In Flames. Porque queramos o no, esos In Flames ultra modernizados que empezaron en el Colony, han sido una influencia aún mayor que los primerizos (y superiores) In Flames que compusieron discos bastante más cercanos a lo que es realmente el Death Metal Melódico.
Y es que las etiquetas son un arma de doble filo, que bien sirve para agruparte con los de tu "especie" o directamente te puede destrozar si las comparamos con las bandas con las que te comparan. ¿Acaso se parecen en algo Rise To Fall a Dark Tranquillity, Hypocrisy, At The Gates o Insomnium? Ni en la afinación de las guitarras. De ahí la coletilla "Modern" para que los intransigentes cerrados de mente como un servidor no se les echen al cuello y ataquen su mediocre música. Porque no es que ellos no tengan nada que ofrecer salvo unos estudios de grabación que hacen maravillas, no. Somos nosotros los que no entendemos su arte, los que no dejamos vivir, los que no tenemos vida propia y tenemos que amargar al resto por nuestra cerradura de mente. La culpa siempre es del otro, así que usamos una coletilla como escudo ante la tormenta de mierda que puede llovernos. Podrían llamarlo "Claymancore" o "Clayman Metal" y serían bastante más honestos y aquí no pasa nada y todos tan amigos.
¿Por que los medios especializados patrios les han hecho la ola? No lo sé, tal vez han visto algo que yo no, tal vez el sonido tan cristalino les haya conducido al engaño, porque tras una producción tan buena no se esconde absolutamente nada. Un disco con poca calidad, que es un refrito 100% del susodicho álbum de los suecos. Cada riff parece decir a gritos "¡Mira, soy como Jesper Strömblad!". Una cosa es mostrar tus influencias y otra muy distintas es fusilarlas descaradamente. Ya que estamos podrían haber copiado el Whoracle, o el Lunar Strain e incluso poner algo del The Gallery de Dark Tranquillity, pero claro, eso ya no suena tan claro, ya no entra a la primera, es más difícil de asimilar. Implica cierto esfuerzo que no estamos dispuestos a hacer. Mejor hacer unos cuantos gritos Hardcore y después usar voz limpia en el 60% de la canción, no vaya a ser que se me queme la garganta, pero ¡ojo! que yo hago DEATH Metal Melódico, y después meto estribillos facilones en todos los temas, que tampoco tengo muchas ganas de pensar en algo un poco más elaborado. Esta voz vaga me recuerda más a Sonic Syndicate, esa banda de Metalcore mediocre que también se dedica a copiar a los Nu-In Flames y Killswitch Engage.
Y no, tampoco meter electrónica en el principio de todos los temas te hace ganar variedad, resulta cansino y consigues que todos tus temas resultan iguales, algo meritorio si tenemos en cuenta que tu música está hecha para ser accesible. Ahí tenemos el elemento Death del disco, han conseguido que todos sus temas sufran una alarmante falta de heterogeneidad, como una banda de Death Metal mediocre.
¿Y por qué no he analizado ningún tema? Porque escuchado uno, escuchado todo este festival de tópicos. Riffs tipo Maiden, más limpios aún que los de los propios británicos, algo paradójico para una banda de Death melódico, estribillos recurrentes, una voz debilmente rasgada en los versos que no está por la labor de  ser más agresiva y una batería con el ritmo característico "tupa-tupa" y algún doble bombo. Eso es lo más agresivo que hay en todo el álbum y tampoco es que den ganas de abrirse la cabeza al ritmo de la música.
Pero al César lo que es del César y hay que reconocerles que el disco es muy fácil de escuchar, sin que nos demos cuenta habremos pasado por los once temas del disco sin pena ni gloria, sin nada que destacar, salvo la sensación de que han sacado Clayman 2.
Antes de acabar, un último apunte, aunque este disco fuese etiquetado como Metal Moderno, o Metalcore (dos definiciones que se le ajustan mejor) seguiría siendo igual de mediocre. Porque usar una buena producción para tapar tus carencias es hacer trampas. Y por cierto, es curioso pero en España es el sitio donde mejores críticas que he oído sobre el álbum, más que en el extranjero, por algo será... eso sí, esta vez no pueden decir que nunca valoramos lo nuestro.

Nota: 3'5

jueves, 25 de octubre de 2012

Crítica de discos: Fear Factory - Demanufacture (1995)


La entrada de hoy es una de esas que no están regidas por la novedad, ni la relevancia, ni la originalidad. Simplemente el capricho personal de un servidor, que no puede dejar pasar una de los mejores discos de los 90, una de las obras maestras del Metal Industrial, ese género tan infravalorado. Y me permito esta soberbia, queráis o no, porque es uno de esos álbumes que desde el primer segundo sabes que es especial, que te atrapa sin remedio y sigues escuchándolo insistentemente, y ni que decir tiene el significado especial que tiene para mi este disco.
Si, y digo esto plenamente consciente de que es un movimiento suicida pues acabo de borrar gran parte de la objetividad al reseñar este disco. Pero es que cuando una obra consigue exactamente lo que pretendía, no hay más que hincar la rodilla y quitarse el sombrero. Porque los californianos funcionan como una máquina letal, sin fallar una sola cuchillada, cada una de las piezas del engranaje hace su trabajo a la perfección y no hay ni una sola nota, ni un solo ambiente fuera de lugar.
No es casual que los compañeros de profesión de Fear Factory alabasen su segunda obra, ni que el público también haga lo mismo. Incluso la crítica tuvo que rendirse a la evidencia.
También porque es un disco seminal, de esos que enterró la semilla y sus frutos siguen floreciendo hoy día. ¿acaso no nos suena la manida combinación vocal de gutural y melodía, o los riffs cortantes? Por no hablar de todas las bandas de Metal Industrial actuales que le deben mucho no sólo a este Demanufacture, sino a Fear Factory en general. Desde Sybreed a The Amenta, y tampoco sería raro decir que Al Jourgensen cogió unas cuantas ideas para la versión más agresiva de Ministry.
Se suele decir que Fear Factory es una banda de puente, de esas que ayudan a que los menos iniciados en un estilo puedan acceder a los intocables de dicho género. Lo cual es una afirmación completamente cierta, no sólo en términos de popularidad, sino en el ámbito puramente musical. Porque las raíces de la banda se hunden hasta llegar a los mismísimos Godflesh. Buena prueba es la fantástica versión de Dog Day Sunrise, un tema bastante positivo (para el género del que hablamos), creado por Head Of David, un proyecto olvidado de Justin Broadrick. Independientemente de los que hiciesen Fear Factory después, es innegable que sabían muy bien lo que hacían, muy conocedores de toda la escena Industrial y que tan bien supieron trasladar a su primigenio Death Metal.
Tampoco podemos ignorar al quinto miembro de la banda, siempre en un injusto segundo plano. Hablo del hombre tras los teclados y además productor, Rhys Fulber otra referencia dentro del mundo de la música industrial. Un hombre con un Curriculum nada desdeñable, que incluye ser una de las cabezas pensantes en Front Line Assembly, ha trabajado con Paradise Lost, Nailbomb... por no hablar de las remezclas que ha hecho a bandas como Megadeth.
El y su teclado son los responsables de la magnífica atmósfera que respira el disco, que transmite esa frialdad propia de una máquina. Capaz de generar gélidas introducciones como la de Demanufacture, H-K, o A Therapy For Pain, cuando es preciso, pero siempre es un elemento de acompañamiento indispensable. No roba demasiado protagonismo pero sería imposible que el álbum sonase así sin el.
Además tanto Burton C.Bell, como Dino Cazares y Raymond Herrera se encontraban en estado de gracia.
Como decía un amigo mío "lo de Dino tiene mérito, con tanta distorsión y que sea capaz de construir un sonido tan limpio". Y es que Dino se luce aquí de sobra con sus riffs machacones y repetitivos, sin solos, pero es que el objetivo es dejarte pegado al suelo, porque no se busca la virtuosidad, sino la contundencia. Algo relativamente nuevo si tenemos en cuenta de que veníamos de una generación donde el guitarrista más rápido ganaba, y no necesariamente tenía que ser el mejor.
También podría hablar maravillas de Raymond Herrera, ese hombre que a pesar de usar triggers, siempre intentó tocar como la batería programada de Godflesh desde su humilde condición de humano, y muy pero muy cerca se quedó. Más de un batería ha aprendido a tocar gracias al impresionante ejercicio de técnica que muestra Herrera a lo largo de los 11 temas.
Y como no, aunque Burton C.Bell acierte cuatro notas hoy día, que su voz tenga mil retoques de estudio... aquí funciona perfectamente. Tanto es así que nos da los mejores momentos del disco, con las partes finales de Zero Signal o Pisschrist, posiblemente la mejor de todo el disco, algo bastante meritorio teniendo en cuenta que no hay un solo segundo de relleno, otra cosa es que unos temas hayan tenido más repercusión que otros...
Alguno pensará que le estoy dando demasiada bola al disco, pero es que así es como debería ser el Metal Industrial. Frío, mecánico, machacón... y podría destriparos cada uno de los riffs del Demanufacture de tan grabados que los tengo en mi cerebro, pero creo que esta vez es mejor que el que no lo haya escuchado se sorprenda por sí mismo, y por otro lado, quien haya escuchado esta maravilla mil veces creo que no le contaré nada nuevo.

Nota: 9'5

lunes, 15 de octubre de 2012

Crítica de discos: The Faceless - Autotheism (2012)


Prácticamente The Faceless es una banda completamente distinta a la que produjo el entretenido debut Akeldama allá por 2006. Sólo queda la cabeza pensante del proyecto, el señor Michael Keene que ha demostrado con creces que su banda puede sobrevivir a pesar de todas las dificultades, como los innumerables cambios de formación en los últimos años.
Aún así y con la gran evolución que han pegado los americanos de un disco a otro (cuatro años de diferencia se notan bastante), mantiene ciertas señas de identidad "clásicas" de la banda.
Me explico, siguen sonando a The Faceless pero ahora sus influencias han cambiado notablemente.
Para empezar, sobre los americanos siempre ha habido bastante recelo por ese fuerte influencia Deathcore que tenían en su debut, y que hacía que su público objetivo fuese el mismo que escucha Veil Of Maya, After The Burial, Born Of Osiris... vamos Deathcore con teclados y con un poco más de complejidad en los solos. Aún así y en mi opinión, The Faceless siempre han sido superiores a todas las bandas de "su escena", por si acaso, esa influencia "moderna" ha ido desvaneciéndose de manera progresiva hasta desaparecer completamente en esta obra. Como antes dije, ahora este trabajo mira más hacia Obscura, Decapitated u Opeth, en especial las similitudes con estos últimos son bastante evidentes y buscadas. Esto también tiene sus riesgos, pues implica examinarse ante un público bastante erudito, que no perdona el mínimo traspiés. Sin miedo a equivocarme diría que, aunque sin superar a sus maestros se han sacado de la manga un álbum bastante competente y que sin duda vapulea a muchos contemporáneos con sus ideas tan claras.
Con tan sólo 40 minutos de duración se convierte en el disco más largo que han hecho, pero paradógicamente resulta ser bastante corto para lo que acostumbra ser un disco de Metal Progresivo (incluso en su variante más extrema). Lo bueno que tiene es que si nos ha gustado, nos dejará con ganas de más, y si no nos ha gustado... pues poco tendremos que aguantar el tormento. Seguramente gracias a su breve duración y que no es demasiado difícil de digerir, podría introducir a unos cuantos en el mundo del Metal progresivo. Tan sólo seis temas, si contamos la canción homómina, dividida en tres partes y con la nada despreciable duración de 17 minutos, más una intro y un tema de minuto y medio.
Lo que sí echo de menos es la agresividad que contenía su primera obra y todavía la segunda conservaba. Pero es el mismo mal endémico que veía yo en Opeth, si siempre les veía poco de Death Metal, a medida que pasaban los discos, esa faceta extrema iba borrándose cada vez más, y no, ese Heritage de Opeth no me pilló por sorpresa.
El disco empieza de una manera bastante inusual, la primera parte de Authoteism comienza por su parte más tranquila, Create. Con una melodía de piano a la que se unirá algo más de instrumentación para ir "in crecendo" hasta que arranca una suave guitarra límpia... con la voz limpia de Keene, que en esta primera parte será quien tenga todo el protagonismo, en detrimento de Geoffrey Ficco, el encargado de las guturales en el álbum y que adquirirá más protagonismo cuando estalle Emancipate, la segunda parte donde podemos escuchar de verdad a los The Faceless con esa agresividad renovada, con todos los elementos que vamos a encontrar en el disco. Blast-Beats no abusivos, shreds por doquier, juego de voz límpia/gutural, que aunque ya está bastante manido no hay que negar que cada una de las dos voces hace su trabajo estupendamente. Y como no, bajadas de intensidad con cierto toque blues para dar algo de variedad y de respiro. Realmente estas son las mejores partes, donde los músicos tienen algo más de libertad en sus mástiles y baquetas más allá del propósito de dejarte sordo a base de decibelios y distorsión.
No es extraño, ni mucho menos ver un tema de Death Metal con ciertas influencias Jazz, eso ya lo inventaron Atheist y Pestilence a principios de los 90. Y si bien es cierto que The Faceless no crean nada nuevo en Deconsecrate, ni siquiera al añadir un solo de saxo en la parte final del tema. Hay que reconocerles que desempeñan muy bien este cargo de "Jazz Metal". Si se hacen bien las cosas, da gusto oírlas, aunque no estén a recién estrenar.
Accelerated Evolution aporta un poco de variedad con esa introducción industrial bastante extraña, sin embargo después vuelve a cauces más conocidos con el riff principal donde los dedos suben y bajan como si nada, y con un estribillo limpio que resulta ser bastante pegadizo, y vete tú a saber por qué, me recuerda a esas bandas de Metalcore progresivo que últimamente estan surgiendo... Tras Ten Billion Years que sigue los pasos de su antecesora (como vemos por el título, estos chicos siguen indagando en la ciencia a la hora de encontrar temática), y la muy prescindible intro Hail Science llega Hymn Of Sanity, que a pesar de que dura tan sólo minuto y medio, no nos encontramos con algo más orientado al Grindcore, simplemente es como si condesásemos todo el disco en un lapso tan corto. Tema curioso cuanto menos.
Y como si de un círculo se tratase, empezamos con un tema tranquilo, y acabamos con el más melancólico que responde al nombre de In Solitude, que arranca con una guitarra acústica y la suave voz de Keene otra vez, donde poco a poco irá "haciéndose fuerte" pero desde luego no apretarán el acelerador al máximo, dejando que predomine la melodía y los sonidos limpios.
¿Es un disco previsible? Pues incluso viendo los dos álbumes anteriores, era difícil que hubiese este salto de calidad tan grande. Que no se malinterprete, tanto Akeldama como Planet Duality eran muy buenos álbumes, pero con este han pasado a jugar a otra liga aún mayor, ya no quedan referencias a las bandas con las que los asociaban habitualmente. Poco de "-core" pero mucho de Progresivo. Veremos en qué se queda esta afrenta a los grandes del género, de momento es un paso muy firme.

Nota: 8'4

domingo, 7 de octubre de 2012

Crítica de discos: Forgotten Tomb - Negative Megalomania (2007)


Casi sin saberlo, en 1991 al suicidarse Dead, el infame vocalista de Mayhem, había creado escuela. Es innegable la contribución de Mayhem a la escena del Black Metal, por no decir que prácticamente crearon el Black Metal tal y como lo conocemos hoy día. Pero hablo del caso concreto de Dead porque puso una semilla que años más tarde "florecería". Su obsesión enfermiza con la muerte, el llevar el exceso a los escenarios con flagelaciones, animales muertos... tuvo bastantes más alumnos de los que parecía. He hablado en más de una ocasión del movimiento conocido como Black Metal Depresivo o Depressive Suicidal Black Metal (DSBM).
Para quien no lo conozca, pues podría resumirse que el principio básico es "para qué odiar a la sociedad si puedes odiarte a ti mismo". No es algo fácil de escuchar, para que lo vamos a negar, y más aún cuando muchos de los músicos de la escena, además de que algunos tienen severos problemas mentales, siguen el modelo de producción ideado por Darkthrone en su triología sacra, así que os podéis hacer una idea...
Los suecos Shining, Lifelover, Hypothermia, Nocturnal Depression, Gris, Xasthur, Thy Light... Si alguien piensa que son cuatro locos, se equivoca, es una escena mucho más grande de lo que parece, y con bastantes seguidores. ¿Que tienen que ver los italianos Forgotten Tomb con todo esto? Pues que pasaron de ser un hijo pródigo del movimiento a escupirle en la cara a este disco.
No quiere decir que estemos ante un caso Load, ni mucho menos, pero decidieron alejarse de su sonido inicial para darle mayor peso al Doom Metal, con lo que es un disco menos crudo que sus antecesores, pero claro, esto sumado a otras cosas como meter voces limpias o simplemente hacer más patente las influencias de otros tipos de música, provocaron la ira de los trues de turno.
¿Que es menos oscuro y depresivo? Sin duda, pero eso no significa que sea malo, nada más lejos de la realidad. Son los detalles lo que hacen tan valioso a este álbum, el que hace que aunque los temas fácilmente superen los diez minutos sea imposible aburrirse, como la atmósfera de los temas nos va guiando a lo largo de los cinco cortes del disco sin que casi nos demos cuenta (si estamos acostumbrados a estas tonalidades musicales tan densas, claro está).
En cuanto al material en sí, lo que nos podemos esperar de la escuela creada por los viejos Katatonia y Bethlehem. Riffs densos e interminables, alternados con partes limpias que suenan bellas... pero oscuras y malvadas.
No obstante el disco empieza con una auténtica patada en la cara con A Dish Best Served Cold, con uno de los mejores riffs que he escuchado en mi vida, se que parece exagerado pero es innegable que ese riff inicial con un olor a noruego que desprende por los cuatro costados, incita a destrozar todo lo que haya, para llegar a una parte media donde predomina una suave guitarra límpia, hasta que los gritos de Herr Morbid nos devuelvan al infierno y vuelva a desatarse todo. Una manera inmejorable de comenzar el disco, con el tema más agresivo de todos.
Como antes mencioné, gana mucho el álbum con esos pequeños detalles importados de otros géneros, como el punteo al comienzo de No Rehab (Final Exit), con cierta reminiscencia del rock sureño y que no desentona en absoluto. Eso sí, que nadie entre en pánico al oír las voces limpias, ni Herr Morbid lo hace mal, y ni mucho menos hemos perdido las voces rasgasdas. Pero al igual que los temas siguientes, se toma su tiempo en arrancar y sacar su mala leche. No falta el larguísimo outro de rigor, con el ritmo que progresivamente va bajando de volumen durante minutos antes de desvanecerse.
Tras un inquietante sampler de una película que no he podido averiguar, el tema hónonimo entra también a matar, nada de inicios tranquilos como su predecesora. Como no, destacar ese estribillo a dos voces (masculina y femenina) que le dan un toque épico al tema y al conjunto del álbum. Otra cosa no sé, pero aquí riffs y solos memorables, los hay a patadas.
Scapegoat es otro tema que induce al engaño, pues aunque arranca como si fuese una triste balada sobre aquel que sabe que está solo en su vida y nunca tendrá a nadie, se convierte en el tema más desgarrador de todos, no sólo por su temática, sino porque musicalmente sea el tema que más cerca esté de sus antiguas obras. Ya no harán Black Depresivo, pero siguen siendo capaces de destrozarte el alma.
Cierra el disco Blood and Concrete, que junto al tema que abre el disco, posiblemente sea la más tradicional, en cuanto a seguir la estructura típica del Black. Entiéndase pasado por el filtro de Forgotten Tomb, es decir, aunque tenemos algún blast-beat que otro, unos riffs made in Euronymous y unos cuantos solos de trémolo, saben administrar esos elementos y no poner el piloto automático de agresividad, lo que a la larga puede resultar cansino. Aquí se premia la variedad para que el oyente no acabe quitando la canción en el minuto siete, porque para qué vamos a engañarnos, si queremos llenar un tema de 14 minutos, hay que tener imaginación.
Innegable que es un álbum de inflexión para la banda, después vendría Under Saturn Retrograde, donde experimentarían más con esa faceta Doom. Un camino nuevo para la banda, del cual cada uno es libre de seguir o no, o decidir cual le gusta más. Pero es innegable que los italianos han sabido hacer lo que querían, sin importarles lo que pensasen de ellos, y las críticas que recibirían. Es innegable todo el trabajo que hay detrás de este disco, y los esfuerzos puestos por evolucionar, algo donde muchas bandas caen, pero Forgotten Tomb supieron hacerlo de manera coherente, de acuerdo con lo que venían haciendo. No es sencillo.

Nota: 9