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domingo, 7 de octubre de 2012

Crítica de discos: Forgotten Tomb - Negative Megalomania (2007)


Casi sin saberlo, en 1991 al suicidarse Dead, el infame vocalista de Mayhem, había creado escuela. Es innegable la contribución de Mayhem a la escena del Black Metal, por no decir que prácticamente crearon el Black Metal tal y como lo conocemos hoy día. Pero hablo del caso concreto de Dead porque puso una semilla que años más tarde "florecería". Su obsesión enfermiza con la muerte, el llevar el exceso a los escenarios con flagelaciones, animales muertos... tuvo bastantes más alumnos de los que parecía. He hablado en más de una ocasión del movimiento conocido como Black Metal Depresivo o Depressive Suicidal Black Metal (DSBM).
Para quien no lo conozca, pues podría resumirse que el principio básico es "para qué odiar a la sociedad si puedes odiarte a ti mismo". No es algo fácil de escuchar, para que lo vamos a negar, y más aún cuando muchos de los músicos de la escena, además de que algunos tienen severos problemas mentales, siguen el modelo de producción ideado por Darkthrone en su triología sacra, así que os podéis hacer una idea...
Los suecos Shining, Lifelover, Hypothermia, Nocturnal Depression, Gris, Xasthur, Thy Light... Si alguien piensa que son cuatro locos, se equivoca, es una escena mucho más grande de lo que parece, y con bastantes seguidores. ¿Que tienen que ver los italianos Forgotten Tomb con todo esto? Pues que pasaron de ser un hijo pródigo del movimiento a escupirle en la cara a este disco.
No quiere decir que estemos ante un caso Load, ni mucho menos, pero decidieron alejarse de su sonido inicial para darle mayor peso al Doom Metal, con lo que es un disco menos crudo que sus antecesores, pero claro, esto sumado a otras cosas como meter voces limpias o simplemente hacer más patente las influencias de otros tipos de música, provocaron la ira de los trues de turno.
¿Que es menos oscuro y depresivo? Sin duda, pero eso no significa que sea malo, nada más lejos de la realidad. Son los detalles lo que hacen tan valioso a este álbum, el que hace que aunque los temas fácilmente superen los diez minutos sea imposible aburrirse, como la atmósfera de los temas nos va guiando a lo largo de los cinco cortes del disco sin que casi nos demos cuenta (si estamos acostumbrados a estas tonalidades musicales tan densas, claro está).
En cuanto al material en sí, lo que nos podemos esperar de la escuela creada por los viejos Katatonia y Bethlehem. Riffs densos e interminables, alternados con partes limpias que suenan bellas... pero oscuras y malvadas.
No obstante el disco empieza con una auténtica patada en la cara con A Dish Best Served Cold, con uno de los mejores riffs que he escuchado en mi vida, se que parece exagerado pero es innegable que ese riff inicial con un olor a noruego que desprende por los cuatro costados, incita a destrozar todo lo que haya, para llegar a una parte media donde predomina una suave guitarra límpia, hasta que los gritos de Herr Morbid nos devuelvan al infierno y vuelva a desatarse todo. Una manera inmejorable de comenzar el disco, con el tema más agresivo de todos.
Como antes mencioné, gana mucho el álbum con esos pequeños detalles importados de otros géneros, como el punteo al comienzo de No Rehab (Final Exit), con cierta reminiscencia del rock sureño y que no desentona en absoluto. Eso sí, que nadie entre en pánico al oír las voces limpias, ni Herr Morbid lo hace mal, y ni mucho menos hemos perdido las voces rasgasdas. Pero al igual que los temas siguientes, se toma su tiempo en arrancar y sacar su mala leche. No falta el larguísimo outro de rigor, con el ritmo que progresivamente va bajando de volumen durante minutos antes de desvanecerse.
Tras un inquietante sampler de una película que no he podido averiguar, el tema hónonimo entra también a matar, nada de inicios tranquilos como su predecesora. Como no, destacar ese estribillo a dos voces (masculina y femenina) que le dan un toque épico al tema y al conjunto del álbum. Otra cosa no sé, pero aquí riffs y solos memorables, los hay a patadas.
Scapegoat es otro tema que induce al engaño, pues aunque arranca como si fuese una triste balada sobre aquel que sabe que está solo en su vida y nunca tendrá a nadie, se convierte en el tema más desgarrador de todos, no sólo por su temática, sino porque musicalmente sea el tema que más cerca esté de sus antiguas obras. Ya no harán Black Depresivo, pero siguen siendo capaces de destrozarte el alma.
Cierra el disco Blood and Concrete, que junto al tema que abre el disco, posiblemente sea la más tradicional, en cuanto a seguir la estructura típica del Black. Entiéndase pasado por el filtro de Forgotten Tomb, es decir, aunque tenemos algún blast-beat que otro, unos riffs made in Euronymous y unos cuantos solos de trémolo, saben administrar esos elementos y no poner el piloto automático de agresividad, lo que a la larga puede resultar cansino. Aquí se premia la variedad para que el oyente no acabe quitando la canción en el minuto siete, porque para qué vamos a engañarnos, si queremos llenar un tema de 14 minutos, hay que tener imaginación.
Innegable que es un álbum de inflexión para la banda, después vendría Under Saturn Retrograde, donde experimentarían más con esa faceta Doom. Un camino nuevo para la banda, del cual cada uno es libre de seguir o no, o decidir cual le gusta más. Pero es innegable que los italianos han sabido hacer lo que querían, sin importarles lo que pensasen de ellos, y las críticas que recibirían. Es innegable todo el trabajo que hay detrás de este disco, y los esfuerzos puestos por evolucionar, algo donde muchas bandas caen, pero Forgotten Tomb supieron hacerlo de manera coherente, de acuerdo con lo que venían haciendo. No es sencillo.

Nota: 9