Buscar este blog

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Crítica de discos: Linkin Park - Living Things (2012)


No ha supuesto una gran sorpresa el nuevo disco de los californianos, ni menos aún una decepción como he visto por ciertos rincones. A estas alturas y con todo lo que hemos pasado, no se puede usar esa palabra, ni tampoco sorpresa. No obstante, que no sea una decepción no significa que sea un gran álbum, simplemente un disco que suena como se veía venir.
Las palabras de Chester Bennington y Mike Shinoda sobre este disco llevaron a muchos a la confusión. Esos mismos que a estas alturas de la película esperan un Hybrid Theory 2, y ya ha pasado mucho de eso. 
¿Que dijeron las cabezas visibles de la banda? Pues que habían conseguido por fin el concepto que llevaban desde los tiempos de HT persiguiendo, mezclar Rock, Electrónica y Hip-Hop. Esto enseguida fue traducido como una vuelta a las raíces. Interpretación completamente errónea, por más que piensen los fans más leales que sus ídolos les han engañado. Para nada, han conseguido una buena mezcla entre estos tres elementos, lo malo es que como en A Thounsand Suns, suena flojo, débil, como si necesitase un buen chute de energía para funcionar. 
A Thousand Suns fue muy criticado por ser demasiado extraño, demasiado experimental. En realidad fue un tiro desperdiciado, pues el concepto (la guerra nuclear), era muy atractivo en su propuesta inicial, pero le faltaba mucha agresividad, la necesaria para advertir de los peligros de la guerra. Algo que no se consigue con explotación electrónica y ausencia de guitarras. 
Si alguien ha visto algún vídeo en directo actual de estos chicos (y si no, se lo pongo), se habrá dado cuenta que los temas antiguos suenan mucho menos potentes que años antes. La distorsión es mucho menor, se mueven menos en el escenario, Bennington apenas grita, y más importante aún, el público objetivo ya no es el mismo. Por esos motivos una vuelta a las raíces es imposible, porque posiblemente si no hubiesen pegado un cambio de estilo radical como en 2007, ahora mismo jugarían en la misma liga que Limp Bizkit, y a nadie le gusta pasar al olvido cuando has estado en la cima de la ola (renovarse o morir, dicen).
Este álbum es previsible porque suena a como suenan ellos en la actualidad, muy domesticados y aún más asimilables de los que ya eran en un principio. Esto no tiene ni una pizca de mala leche, ni siquiera intentándolo como en Victimized, un tema Punk bastante pasado por los filtros de Linkin Park, eso sí, que si soy sincero no se que puñetas pinta aquí, y lo que es peor, la gran mayoría de temas pasan sin pena ni gloria, pronto serán olvidados, como pasó en Minutes To Midnight y A Thousand Suns. Ni siguiera se consiguen singles potenciales, algo que Minutes To... al menos lograba. Quizás la balada Powerless consigue ese objetivo y logre perdurar a lo largo de los años. Pero que una balada sea, con diferencia el mejor tema del disco, dice mucho del estado actual de los angelinos. Podría ir más allá y decir que los mejores cortes son los más tranquilos, véase I'll Be Gone, con un estribillo bien logrado, o Castle Of Glass, un tema melancólico, perfecto para una Road Movie, con un ritmo suave y continuista.
Sin embargo, que la electrónica este tan presente puede ser un álbum de doble filo, o bien tienes temas con buen gusto como Lost In The Echo e In My Remains... u horteradas de sintetizador al comienzo de Burn It Down, un single totalmente forzado y que no me puedo explicar como lo han elegido de carta de presentación del disco... Y como no, Lies Greed Misery, más bien copiada de la insufrible de Avril Lavigne. Todavía quedan vestigios de ATS en de Until It Breaks, de hecho no habría desentonado para nada, pero sólo los rapeos distorsionados de Shinoda y un beat constante, hacen de este tema uno más en la lista de insulsos, y son unos pocos...
La sensación que me queda al final es que los americanos están perdidos, no confían en lo que hacen, y más bien esta nueva obra parece que quiere seguir el camino electrónico de ATS, pero de manera más "convencional", menos extraña, para contentar a todos aquellos que huyeron espantados o les tiraron aún más mierda, y que no se pararon a analizar profundamente la obra, pues seguramente no estén muy acostumbrados a discos que requieran su esfuerzo. Porque un músico nunca debe de anteponer el criterio de los fans al suyo propio, a riesgo de destrozar la autoestima.
Esa mezcla de géneros se asemeja más a quedarse en tierra de nadie intentando convencer a todos. Deberían plantearse muchas cosas.

Nota: 6