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lunes, 29 de agosto de 2011

Crítica de discos: All Shall Perish - This Is Where It Ends (2011)

Si, un disco de All Shall Perish, si, una banda considerada Deathcore, si, en este blog, y no, no es que ahora adore el Deathcore o me hayan secuestrado un grupo de fans de Chelsea Grin.
Nada más lejos de la realidad, mi opinión hacia el Metalcore/Deathcore ha variado muy poco. Entonces ¿por que he decidido reseñar este álbum sin, ya lo advierto, vilipendiarlo?. Facil, porque en una escena de talento tan discutible como es el Deathcore hay unas pocas bandas que pueden hacer buena música bajo esa etiqueta, precisamente All Shall Perish es una de ellas, incluso me atrevería a decir que son la más destacable. No obstante esto no se consigue de la noche a la mañana, y han sido necesarios otras 3 obras de estudio para engendrar este álbum que ha reventado todas mis espectativas, alimentadas, eso sí, por todas las críticas previas que había leido previas a la salida de dicho disco, todas ellas generalmente bastante buenas, así que a principios de julio decidí darle una oportunidad, aunque fuese con los cuchillos afilados.
Tengo que admitir que el principio con Divine Illusion no me pareció gran cosa, excelente producción, limpia y nítida para que todo suene potente y atractivo... hasta que llegaron los putos breakdowns en el último minuto, pero bueno, esto es Deathcore, y hay que aceptarlo sus características (o defectos como me gusta llamarlos). Sin embargo no estamos hablando del típico álbum de Deathcore que usa los riffs cuando no se le ocurre meter más breakdowns, aquí están usados con bastante moderación, tal vez para atraer al oyente que no tenga dilataciones más grandes que su propia cabeza se hayan hecho un vestido de tinta. Pero bromas aparte, lo cierto es que los californianos saben usarlos entre el momento preciso, e incluso digamos que los "camuflan" en ciertos momentos con la fantástica voz de Hernan Hermida o los solos (si, solos, otro punto a favor) de Francesco Artusato, gracias al cual la banda ha ganado muchísimo con este portento del Shredding, creo que sólo por escuchar el trabajo a la guitarra del italiano merece la pena echarle un vistazo al disco. Pero es que además la banda ha decidido abrirse de miras e imprimirle variedad al álbum, con lo que deja de ser un álbum de Deathcore al uso. Me explico.
Si bien, como dije antes tenemos esos famosos breakdowns y los riffs "chugga-chugga" (a mi tampoco me gustan las onomatopeyas), el disco tiene muchísimos más elementos, entre ellos la melodía, que se ha convertido en la seña de identidad de la obra (y no, no vamos a catalogar a esto como Deathcore melódico o cualquier otra gilipollez que he leido). Sin irnos muy lejos la segunda canción, There Is Nothing Left se aleja relativamente de los estandartes del género, convirtiendose en uno de los cortes más logrados, o Procession Of The Ashes donde destaca un final acústico, que, como veremos más tarde, no será la única en usar este recurso.
Otro punto a favor son las influencias. Una banda siempre tiene influencias, aunque a la hora de la verdad no siempre queda muy claro de quien han cogido las ideas, o por el contrario se cogen un montón de ideas y no se sabe que coño suena. Bien, en este álbum no tienen este defecto, y con unas cuantas escuchas podemos saber que les gusta a estos chavales de Oackland (y un italiano) que es mucho y variado.
Mientras que Embrace The Curse parece una pieza de Thrash de la Bay Area, hecha para más lucimiento de Ben Orum y Artusato, porque menudos solos se marcan aquí, de los mejores del disco, y eso que hay para elegir, en The Death Plague decidieron afinar sus instrumentos lo más bajo posible y hacer un pequeño tributo al Death Metal más bestia, ya se llame Slam, Brutal o como sea. Ya comente al comienzo que este álbum escondía mucho y ya que estamos hablando de influencias, curiosamente podemos oir en Rebirth ciertos riffs hechos en Noruega más oscura, lo que desde luego ni yo ni todo el que haya decidido afinar el oido se esperaba.
Como veis la gran baza de este álbum es como al poner un poco de atención las canciones no tienen nada que ver unas con otras, se nota que la experiencia te permite arriesgar, como en las dos joyas en bruto que tienen los americanos aquí, dos piezas que además son las más largas y las más logradas.
Mientras que The Past Will Haunt Us Both tiene una épica que ya muchos quisieran, a través de esos riffs tan melódicos que van manteniendose a lo largo de todo el tema, hasta desaparecer sustituidos por un piano, elemento muy poco usual en discos de este estilo. Y si eso es una sorpresa, más aún lo es In This Life Of Pain que arranca ni más ni menos que con una introducción de piano de poco más de dos minutos antes de desatarse el caos, aunque es uno de esos temas que es mejor escucharlo por uno mismo para apreciarle todos los detalles, y sobretodo, echarle una mirada a las letras, bastante más logradas y atípicas de lo que cabría esperar.
Reconozco que la famosa etiqueta Deathcore puede echar atrás a muchos, que estoy seguro de que lo hará, pero es que este álbum está hecho para los que abran ligeramente los oidos, y que estén dispuestos a escuchar algo distinto, sin caer en los tópicos del género que detestan. Requiere un esfuerzo personal, claro está, pero con sólo indagar un poco descubrirán un disco que no aburre, porque no se obsesiona en ser lo más bruuuutal posible aunque eso repercuta en la calidad final, sino que tiene recursos a su alrededor y los usa, sin miedo a innovar e ir a lo típico. Ya para empezar se ha convertido en mi disco de este verano, cosa que no habría dicho nunca de una obra de este tipo, y eso es mucho decir.

Nota: 8'5