La atención de esta prueba se centraba de nuevo en los coches. Por fin sería una prueba donde sabríamos realmente en que nivel estaba cada marca (a excepción de Mini, que entrará en Cerdeña), pues Suecia era sobre nieve, y Mexico a una gran altitud. Después de este rally, tengo muy buenas sensaciones. El nivel de ambos es muy parejo, de hecho, si no hubiese sido por los problemas de fiabilidad de los Ford Fiesta WRC, los Citroën DS3 WRC no habrían ganado la mayoría de los tramos.
De cualquier modo hubo baile de líderes: Mikko Hirvonen, Sebastien Ogier, Jari Matti Latvala y Sebastien Loeb llegaron a estar primeros, mientras que Solberg también habría estado ahí de no ser por los 3 pinchazos consecutivos que tuvo el primer día. Pero aún así consiguió un meritorio 6º puesto, ganando algún tramo incluso. Ojo a estos cinco hombres, pues son los que van a jugarse el título. Sin embargo en el equipo Citroën imperó esta vez el sentido común, y viendo Loeb que no podría alcanzar a su compañero, abandonó la lucha. Pero me pregunto ¿y si hubiese sido al reves? ¿habría incitado Quesnel a que Ogier pelease? Se supone que habrá aprendido de sus errores....
Prueba de la igualdad de este campeonato: 3 pruebas y tres ganadores distintos. En este caso quien se llevó el gato al agua fué Ogier, aprovechando los numerosos problemas de los Ford (que a pesar de todo Latvala acabó en el podio e Hirvonen 4º) y el incidente que tuvieron Loeb e Hirvonen, que le hizo perder al francés 30 segundos. Debido a que el finlandés pinchó un neumático, vió que no venía nadie, y cambió lo más rápido posible.... pero Loeb se acercó a 8 segundos de él y se tragó toda la nube de polvo. Normal que estuviese cabreado, no tanto que le acusase de hacerlo a posta para proteger a Latvala. Al final la sangre lo llegó al rio cuando Loeb entendió que lo único que podía hacer Mikko era cambiar neumáticos, era lo más coherente para salvar su carrera y no resultar un estorbo aún mayor.

Otra de las novedades de este rally era la Academia WRC, es decir, el nuevo J-WRC, pero más accesible (económicamente hablando) y donde todos contaban con el mismo coche: un Ford Fiesta R2, y los mismos neumáticos Pirelli. Como premio tendrán una beca de 500.000 euros para continuar su carrera en el WRC.
La victoria se la llevó el estonio Egon Kaur, que aprovechó los abandonos del español Yerai Lemes y el británico Craig Breen. A pesar de que realmente ninguno de los pilotos participantes en esta copa destaca por su popularidad, lo de Egon fué una sorpresa, bien porque era aún más desconocido que pilotos como Breen y viene de un país (Estonia) que apenas tiene tradición en esta disciplina. Lo que si se notaba a pie de pista es que estos chavales le ponía huevos a la situación, tal vez en algunos casos, alguno le echaba demasiado valor, lo que explica que, de 18 pilotos, acabasen 10, pero normal, son novatos, todavía les queda mucho que aprender y que chocar.