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jueves, 25 de octubre de 2012

Crítica de discos: Fear Factory - Demanufacture (1995)


La entrada de hoy es una de esas que no están regidas por la novedad, ni la relevancia, ni la originalidad. Simplemente el capricho personal de un servidor, que no puede dejar pasar una de los mejores discos de los 90, una de las obras maestras del Metal Industrial, ese género tan infravalorado. Y me permito esta soberbia, queráis o no, porque es uno de esos álbumes que desde el primer segundo sabes que es especial, que te atrapa sin remedio y sigues escuchándolo insistentemente, y ni que decir tiene el significado especial que tiene para mi este disco.
Si, y digo esto plenamente consciente de que es un movimiento suicida pues acabo de borrar gran parte de la objetividad al reseñar este disco. Pero es que cuando una obra consigue exactamente lo que pretendía, no hay más que hincar la rodilla y quitarse el sombrero. Porque los californianos funcionan como una máquina letal, sin fallar una sola cuchillada, cada una de las piezas del engranaje hace su trabajo a la perfección y no hay ni una sola nota, ni un solo ambiente fuera de lugar.
No es casual que los compañeros de profesión de Fear Factory alabasen su segunda obra, ni que el público también haga lo mismo. Incluso la crítica tuvo que rendirse a la evidencia.
También porque es un disco seminal, de esos que enterró la semilla y sus frutos siguen floreciendo hoy día. ¿acaso no nos suena la manida combinación vocal de gutural y melodía, o los riffs cortantes? Por no hablar de todas las bandas de Metal Industrial actuales que le deben mucho no sólo a este Demanufacture, sino a Fear Factory en general. Desde Sybreed a The Amenta, y tampoco sería raro decir que Al Jourgensen cogió unas cuantas ideas para la versión más agresiva de Ministry.
Se suele decir que Fear Factory es una banda de puente, de esas que ayudan a que los menos iniciados en un estilo puedan acceder a los intocables de dicho género. Lo cual es una afirmación completamente cierta, no sólo en términos de popularidad, sino en el ámbito puramente musical. Porque las raíces de la banda se hunden hasta llegar a los mismísimos Godflesh. Buena prueba es la fantástica versión de Dog Day Sunrise, un tema bastante positivo (para el género del que hablamos), creado por Head Of David, un proyecto olvidado de Justin Broadrick. Independientemente de los que hiciesen Fear Factory después, es innegable que sabían muy bien lo que hacían, muy conocedores de toda la escena Industrial y que tan bien supieron trasladar a su primigenio Death Metal.
Tampoco podemos ignorar al quinto miembro de la banda, siempre en un injusto segundo plano. Hablo del hombre tras los teclados y además productor, Rhys Fulber otra referencia dentro del mundo de la música industrial. Un hombre con un Curriculum nada desdeñable, que incluye ser una de las cabezas pensantes en Front Line Assembly, ha trabajado con Paradise Lost, Nailbomb... por no hablar de las remezclas que ha hecho a bandas como Megadeth.
El y su teclado son los responsables de la magnífica atmósfera que respira el disco, que transmite esa frialdad propia de una máquina. Capaz de generar gélidas introducciones como la de Demanufacture, H-K, o A Therapy For Pain, cuando es preciso, pero siempre es un elemento de acompañamiento indispensable. No roba demasiado protagonismo pero sería imposible que el álbum sonase así sin el.
Además tanto Burton C.Bell, como Dino Cazares y Raymond Herrera se encontraban en estado de gracia.
Como decía un amigo mío "lo de Dino tiene mérito, con tanta distorsión y que sea capaz de construir un sonido tan limpio". Y es que Dino se luce aquí de sobra con sus riffs machacones y repetitivos, sin solos, pero es que el objetivo es dejarte pegado al suelo, porque no se busca la virtuosidad, sino la contundencia. Algo relativamente nuevo si tenemos en cuenta de que veníamos de una generación donde el guitarrista más rápido ganaba, y no necesariamente tenía que ser el mejor.
También podría hablar maravillas de Raymond Herrera, ese hombre que a pesar de usar triggers, siempre intentó tocar como la batería programada de Godflesh desde su humilde condición de humano, y muy pero muy cerca se quedó. Más de un batería ha aprendido a tocar gracias al impresionante ejercicio de técnica que muestra Herrera a lo largo de los 11 temas.
Y como no, aunque Burton C.Bell acierte cuatro notas hoy día, que su voz tenga mil retoques de estudio... aquí funciona perfectamente. Tanto es así que nos da los mejores momentos del disco, con las partes finales de Zero Signal o Pisschrist, posiblemente la mejor de todo el disco, algo bastante meritorio teniendo en cuenta que no hay un solo segundo de relleno, otra cosa es que unos temas hayan tenido más repercusión que otros...
Alguno pensará que le estoy dando demasiada bola al disco, pero es que así es como debería ser el Metal Industrial. Frío, mecánico, machacón... y podría destriparos cada uno de los riffs del Demanufacture de tan grabados que los tengo en mi cerebro, pero creo que esta vez es mejor que el que no lo haya escuchado se sorprenda por sí mismo, y por otro lado, quien haya escuchado esta maravilla mil veces creo que no le contaré nada nuevo.

Nota: 9'5