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martes, 11 de noviembre de 2014

Rock is dead


Ser una estrella del rock debe ser la hostia. Tocas en grandes arenas y/o estadios con miles de personas coreando tu música, todo el dinero que quieras, con lo que conlleva: deportivos, chicas, alcohol, drogas. Que sí, luego todo tendrá su lado malo: divorcios, alcoholismo, sobredosis, destrozo físico, etc. Y aún así hay gente como Vince Neil que han hecho todo tipo de locuras, inclusive llevarse por delante la vida de Razzle, batería de los finlandeses Hanoi Rocks en un viaje etílico a bordo del De Tomasso Pantera del cantante.


No obstante, no estoy aquí para relatar los triunfos y sombras de los rockstars ochenteros, que eso da para otro blog aparte. Estoy aquí para hablar de la extinción de las estrellas de rock, al menos en su sentido más salvaje, carismático y chulesco. 

Decía Gene Simmons no hace demasiado tiempo, que el rock había muerto, debido a algo que todos conocemos muy bien: la crisis de la industria musical. La gente no compra discos, los músicos no pueden vivir de su trabajo, si es que con suerte cobran, las descargas digitales y el no pagar por música es algo socialmente aceptado, y por ende las discográficas ya van a por lo seguro, no buscan a los nuevos Beatles, a la "Next Big Thing" como tanto les gusta decir a  los anglosajones. Valores fijos que representen una rentabilidad.

Se queja el hombre de negocios y, de paso, bajista de Kiss, que ningún músico tendrá las oportunidades que tuvo el, con una compañía teniendo paciencia a que la banda madure, haciendo una gran promoción del nuevo álbum, montando giras mundiales, etc.

Como consecuencia, no ha surgido en estos últimos años en el ámbito del Rock y el Heavy Metal, una figura mundialmente reconocida, una marca. Se dice que los Guns 'n' Roses fueron la última gran banda de rock, y no le falta razón a dicha afirmación.

Para corroborar las declaraciones de Gene, voy a un ejemplo personal que a servidor le pusieron un día haciendo una entrevista. Mi entrevistado me propuso un reto, salir a la calle con un disco de Queen y parar a cualquier transeúnte y preguntarle si reconocía a dicho grupo. Unos cuantos, o más bien, bastantes, no habrían tardado mucho en averiguarlo. Y sin embargo, si hiciese el mismo experimento con un compacto de Muse (la banda más grande que ha surgido en los últimos años), no saldrían tantos, ni de lejos. Mucha suerte tendríamos de que acertasen más personas que dedos en ambas manos.

Es un ejemplo bastante simple y burdo, pero sirva para entender las palabras de un hombre, que si bien podríamos rebatirle diciendo que no es más que un nostálgico y siervo de un viejo sistema que se derrumba y pierde su poder, a Kiss se la suda que la gente se descargue sus discos. Desconozco cuánto ganan Kiss anualmente, pero debe ser muchísimo, entre giras,  ventas de discos y merchandising vario. La pasta que se vaya gracias a un enlace de Mediafire llamado "Kiss Full Discography" no es más que una gota en un océano lleno de dinero.

Resumiendo, Simmons no tendría por qué dar ese discurso y podría pasar como la mierda de los nuevos músicos. Sin embargo, sus palabras se tiñen de bastante tristeza y condescendencia por todos aquellos que ahora deben pasar 7 infiernos para conseguir establecerse como banda, con suerte. Al fin y al cabo, es músico en el fondo de su alma, y supongo que tendrá lástima de las nuevas camadas que van saliendo directas al violento y competitivo mundo de la música.

¿Podríamos concluir que el rock y el heavy metal están muertos? Nada más lejos de la realidad. Las estrellas de rock, sin duda, la música, gracias a Internet, está más viva que nunca.

Estas lapidarias declaraciones tuvieron réplica, como era de esperar. Obviando el tweet de Dave Grohl a través de la cuenta de Foo Fighters, la respuesta más interesante fue la de Dee Snider. En pocas palabras lo que decía es que lo que se ha acabado es el modelo con el que Kiss se hicieron de oro, gracias a la avaricia de la propia industria, que hizo huir a los consumidores en cuanto tuvieron una nueva vía. No podría estar más de acuerdo con el líder de Twister Sister, más aún cuando nombra cosas como los 18 euros que puede costarte un CD nuevo, y uso el verbo en presente porque aún con todo, sigue pasando. Por algo los CDs más vendidos son los de fondos de archivo. Obras con prestigio, desde el Unleashed in the East de los Judas Priest, hasta el Burn My Eyes de Machine Head, a 6, 7 euros, ideados específicamente para las generaciones que en su día no lo pudieron tener por cuestiones bastante obvias (me incluyo). 

El resto de la contestación se resume en que ahora más que nunca las bandas hacen rock 'n' roll de corazón, y blablabla... Creo que las bandas que estaban en esto en primera instancia por el dinero siempre han sido minoritarias, porque si antes, aunque dar el pelotazo era posible, estaba reservado a una banda de 1000, por x motivos que fuesen, algo que no restaba calidad a bandas que se quedaron más en la sombra.

A lo que voy es que, efectivamente el rock de estadios, está casi muerto. Existe aún algún ejemplo como Muse, y no se me ocurren más a ser sinceros. En el Heavy Metal, aterra el debate de los relevos generacionales. A los dinosaurios les queda poco tiempo sobre la faz de la tierra, y no parece que haya ninguna banda capaz de llenar arenas continuamente (que In Flames vayan a tocar en un par de arenas, con teloneros incluidos, no los hace aún música de masas, aunque tampoco es Underground, ni mucho menos), porque a las discográficas no les interesa dar cancha a una banda de este tipo.
Sin el gran respaldo de Warner, los ya citados Muse, habrían llegado lejos, calidad no les falta y saber conectar con la gente tampoco, pero sería de idiotas pensar que el boca a boca te lleva a reventar estadios (si los ya citados Warner no le hubiesen dado tanto bombo al vídeo de One de Metallica, poniéndolo en Headbangers Ball junto con miles de videoclips de horteras cardados, dudo mucho que hubiesen dado el siguiente paso de su enorme exposición comercial) . Excepciones hay a nivel de Arenas, como Pantera, Machine Head y en un futuro muy próximo, Lamb Of God o Mastodon. Pero no llegan a nivel realmente masivo. Han sido y son, unos y otros, unos privilegiados, pues no les hace falta tener otros trabajos para poder mantener a su familia.

Pero aquellos días de vino, rosas, putas, heroína y sobredosis han acabado. Al público general lo que le gusta ahora es la electrónica de Pen Drive, de Djs de un día, y los ídolos juveniles, algo que siempre ha funcionado y lo hará. Que nadie piense en el discurso de un jebi rancio resentido, porque sinceramente me da absolutamente igual David Guetta y compañía. Tendré siempre el anhelo de ver a los grandes en su mejor momento (los Judas Priest y los AC/DC con canas, no cuentan), pero sabré vivir con ello. Yo y otros tantos. Las estrellas del Rock han muerto, a no ser que una Major decida, a ojo de buen cubero, que es hora de introducir nuevamente el Heavy Metal entre las masas, que moldeen una banda con talento y la convierta en una máquina de hacer millones, y quién sabe, tal vez en un futuro haya un nuevo Use Your Illusion que guste a gran escala, y sea realmente bueno. Porque un pequeño punto de orgullo es que, en muchos casos, las bandas de Heavy Metal que han subido al estrellato, tenían bastante calidad, y se han merecido lo que tienen.

Por lo pronto, no espero a nuevos mesías, y ni falta que hace. Lo bueno de este mundo moderno, es que no hay unos señores enchaquetados que nos tutelan sobre lo que vale la pena y lo que no. Ya somos mayorcitos para saber buscar en el océano.






1 comentario:

  1. Claro que ha muerto el Rock; basta con ver cómo, a día de hoy, se les pone muchas trabas hasta para que los chicos ensayen en un aula de música o local de ensayo.

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