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martes, 15 de marzo de 2011

Crítica de discos: Bloodbath - Nightmares Made Flesh (2004)

Dicen que la familia no se elige, ni la época ni lugar de nacimiento obviamente. Es por eso que muchos fantaseamos con la posibilidad de haber nacido en otras circunstacias. Cada uno tendrá sus motivos para desear haber nacido en tal o cual época. En mi caso me hubiese gustado nacer con el tiempo suficiente como para ser un adolescente en la Suecia o en la Noruega de principios de los 90, en vez de ser un neonato como fué mi caso. Dejando aparte el segundo país que he puesto de ejemplo, pues alguno habrá relacionado las palabras "Noruega" y "años 90" y habrá sacado unas macabras conclusiones, así que creo que está bastante claro, desearía ser un adolescente en Suecia por un motivo muy sencillo: la incipiente escena Death Metal que se gestaba allí. Nunca he negado mi amor incondicional por el Death Metal, más si es antiguo y está hecho en este país escandinavo. Cierto que el Death Metal no es originario del país de Ikea, sino de Tampa, en Florida, pero en Suecia tiene algo especial, un sentido de la melodía bastante siniestro, malvado, como queraís llamarlo, distinto al de Florida, eso sí, no penseís que desprecio a las bandas de esa zona, ni mucho menos. Es más, pagaría lo que fuese por grabar en los estudios Morrisound. Pero como he dicho, las bandas suecas tienen algo especial, es oir los nombres Entombed, Dismember, Grave, Unleashed, Carnage, At The Gates, Dark Tranquillity, etc. y me muero de gusto, y me jode mucho no haber visto a esas bandas con sus primeros álbumes. Pero por suerte para mí y para muchos, ese espíritu volvió hace unos años, con un ligero lavado de cara, pero con la misma mala ostia y melodía malsana. Los responsables de esto fueron Jonas Renkse y Anders Blakkheim de Katatonia (si, también soy fan de ellos), Dan Swanö, de los desaparecidos Edge Of Sanity (si, también me molan) y de tropocientasmil bandas más, es el niño hiperactivo del Death Metal y Mikael Akelfeldt de Opeth (mira, estos me aburren un poco). Ni que decir tiene que son músicos de gran calidad que saben lo que hacen y le dan a los fans lo que ellos quieren, y en Nighmares Made Flesh lo cumplen a la perfección. Sin mbargo en este album en concreto la alineación varía. Dan Swanö se cambió de la batería a las 6 cuerdas para dejar paso a un monstruo tras los timbales: Martin "Axe" Axenrot de Opeth. Mientras que a las voces se encarga el genial Peter Tägtgren, de Hypocrisy (a alguien de aquí le encantan...) que a mi parecer hace mejor trabajo que Mikael. No se trata de establecer una guerra absurda entre ambos, ya me gustaría a mí berrear la mitad de bien que ellos. Simplemente que para Bloodbath es una mejor elección tener a Peter, por eso es una pena que sólo haya cantado en este albúm, ya que su agenda entre ser dueño y productor del estudio "The Abyss" y lider de Hypocrisy y Pain, le resta mucho tiempo. Al igual que Mikael, que no cantó en este álbum pues quería centrarse más en Opeth (que curioso, Martin Axenrot, no...).
En cualquier caso, el registro vocal de Peter es distinto al que usa habitualmente. En vez de ser tan raspado, tipo Black Metal, aquí se decanta por una voz más profunda y clásica, que le queda estupendamente al conjunto, eso sí, no descarta del todo los raspados y en algún verso del texto se le escapan este tipo de vocales.
La música en sí, sólo se puede definir de una manera: malévola y jodidamente aplastante. Death Metal sueco con una buena producción, lista para competir con miles de clones que sólo se empeñan en ser lo más técnicos posibles, con lo que todas sus canciones apenas se diferencias. Pues este álbum se mea en todos. Por algo son mi banda favorita de Death Metal moderno (aunque esté hecho a la antigua usanza).
No es un album de Necrophagist claro está, y ni falta que les hace. Puede que no sea el álbum más complejo del mundo, pero consigue machacar al oyente sin descanso, salvo por ciertas partes "tranquilas" que cuentan con siniestras guitarras acústicas y que quedan muyyyyyy bien.
Pero desde el principio con Cancer of the Soul comienza la tormenta. No se anda con miramientos y a los dos segundos te atacan con un blast-beat. El riff principal se os quedará en la cabeza por mucho tiempo, asegurado. Aunque más pegadiza es Brave New Hell, no es la más corta del disco, pero es la más reconocible, debido a su estribillo, que cuenta con unos coros que recuerdan a los que tanto les gusta usar a Anthrax. Pero esa es la única similitud, pues es una pista muy machacante, que tal vez peca de ser un tanto repetitiva, tal vez por eso se de las más accesibles del disco.
En Soul Evisceration podemos comprobar el magnífico nivel de Martin Axenrot, por la ingente cantidad de blast-beasts que tiene el tema, se nota que el odio blacker noruego les acompaña e influencia. Mientras que en Outnumbering The Day tenemos esa siniestra melodía que comenté antes, aunque está poco presente, destaca entre tanta bestialidad. Atención a la letra, una "bonita" crónica de como el mundo se va a tomar por culo. Si es que no todo son tripas....
No hay un sólo tema de relleno, cada uno tiene su interés, en el caso de Feeding The Undead se encuentra en su base rítmica, y en un solo que se marca Dan Swanö, de los mejores del disco.
Pero sin duda la canción más memorable de Bloodbath, la mejor del disco, la más recordada, es Eaten. Tiene un poco de todo lo que es Bloodbath, un Tägtgren que se deja la garganta, blast-beats, una melodía terrorífica...y sobretodo una de las mejores letras que he visto en una banda de Death Metal. Brevemente trata sobre alguien a quien le fascinaría ser mutilado y masacrado delante de sus ojos, mientras está vivo. A alguno como yo, seguro que la memoria le permite intuir de donde han cogido la inspiración....
De Bastard Son Of God poco hay que decir, la más rápida del disco y en donde en casi tres minutos destrozan todo lo que se les pone por delante. Todo lo contrario lo tenemos en The Ascension, la más lenta del disco, que empieza con un siniestro órgano, avecinando la oscura tormenta que viene por delante, sospecho yo que tener a dos de los miembros fundadores de Katatonia influye bastante.
Más clásica se presenta Draped In Disease, que sigue los cánones del viejo Death Metal sueco, una de las canciones más "tradicionales" del álbum.
Se dice que para acabar un álbum, lo mejor es dejar la pieza más tranquila, para darle un descanso al oyente y se quede con un buen sabor de boca.... este no es el caso. Primero porque Stillborn Saviour tiene esa batería machacona que tienen muchas canciones del album, y la misma mala ostia. Mientras que Blood Vortex, como mucho, le hace el mínimo favor al usuario de simplemente bajar un poco la velocidad, esa es la única concesión que hacen Bloodbath al oyente, y si no le gusta, a joderse y no haber escuchado. Bloodbath no nos dan tranquilidad, no están hechos para el neonato en el Death Metal, sino para el que ya ha experimentado con este tipo de música, esos sabrán apreciar aún más las mínimas pausas con guitarras limpias que nos ofrecen, bueno, eso y los riffs enfermos, la batería atronadora, las guturales tanto profundas como raspadas.... yo creo que ya hemos tenido suerte los fans de que no hubiesen hecho el álbum con una producción deficiente, para hacerlo más aunténtico. Pero supongo que eso nos dificultaría la tarea de disfrutar de la calidad de este disco, porque la hay y a patadas.

Nota: 9

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