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jueves, 13 de septiembre de 2012

Crítica de discos: The Human Abstract - Digital Veil (2011)


El disco que presento hoy podría verse como una herejía, o como un perfecto ejemplo de cómo romper prejuicios. El ¿como se os ocurre mezclar esto? en perfecto estado. Una banda que adoras por lo que se han atrevido a hacer o los desprecias, no hay más. Parecerá una tontería, pero hasta que estos chicos llegaron, a nadie se le ocurrió mezclar el Metalcore con la música clásica.
Es una herejía por el motivo de que muchos de vosotros, al ver un disco de Metalcore seguramente os venga a la mente los típicos críos con pintas que han montado su banda en el instituto y son incapaces de aguantar más de cinco segundos sin meter un breakdown. Lo sé porque en más de una ocasión he dejado patente mi opinión sobre el tema, y no podía entender cómo de una escena donde la mayoría de bandas no escuchan más que Hardcore del montón, y creen que ya lo saben todo sobre música extrema por haber escuchado el Kill de Cannibal Corpse, era capaz de producir una banda como esta. Si ni siquiera escuchan música más allá de este siglo, ya ni pensemos en los grandes compositores. Pero es que, resulta que los miembros de la banda son unos eruditos de lo clásico. Es decir, querían aprovechar sus conocimientos en su música. No, no son los primeros en poner en práctica las enseñanzas de Beethoven y compañía a la música, pero resulta que todos están íntimamente relacionados con el Power Metal, que si Yngwie Malmsteen, Symphony X, Cacophony... Simplemente a nadie se le había ocurrido o atrevido a sacar el elemento neoclásico y ponerlo en un subgénero tan moderno, y sobretodo tan polémico. Además, porque resulta ser un desafío juntar dos géneros que no tienen absolutamente nada que ver, lo que en definitiva es, salirse de los cánones habituales. Y lo que en principio es toda una ofensa y una mancillación de los grandes músicos de la historia, se queda en un ejercicio de buen gusto y saber hacer.
Tanto es así que la etiqueta de Metalcore me parece incluso innecesaria. Podría pasar por ser un álbum de Metal neoclásico, o símplemente Metal progresivo, solo que con bastantes elementos modernos. Aunque curiosamente no creo que su público objetivo esté con los que habitualmente escuchan All That Remains o Killswitch Engage.
Pero tampoco es innegable que estos elementos modernos están muy patentes, como el tema homónimo, que posiblemente sea el que mejor se ajuste a la definición de Metalcore que conocemos. Eso no significa que vayamos a encontrar momentos para hacer moshpit, o letras sin sentido tan típicas de este género tan querido por estos lares. Esto no es un ejercicio de Metal extremo, sino de Metal elegante, no hay más que oír Antebellum y su suave guitarra de inicio. No llega a mostrar una gran intensidad, pero es que no lo necesita, ahí está su encanto. La agresividad siempre va a estar amortiguada siempre por la guitarra solista con algún melódico o con shredding, cogiendo bastante protagonismo. Algo necesario, porque a veces con tanto breakdown, no es todo lo consistente que debería ser, y a la larga se hace algo repetitivo. Uno de los pocos puntos negativos de este disco, no hay que olvidar que el Metalcore, aunque muy melódico, sigue presente, y si uno no es muy afín a este subgénero, puede resultarle un tanto cansina la escucha.
Aunque posiblemente lo mejor de estos californianos es cómo van subiendo y bajando la intesidad de los temas de una manera bastante cohesionada. Tenemos Faust, donde pasamos de una parte bastante Hardcore, y enlazando mediante los shreddings y los estribillos melódicos llegamos a otra sección de piano. Nada que suene metido a lo bestia, sino de manera progresivamente, nos llevan si que nos demos cuenta. O también en la atmosférica Holographic Sight, con ese balance entre tranquilidad absoluta y parte principal machacona. Como he dicho antes, esto no es Metal extremo, y no hay contrastes brutales donde uno al oír piense "¿que ha pasado aquí?". Eso lo dejamos para Cryptopsy o Cephalic Carnage, bastante más experimentados en meter esquizofrenia en sus discos. Salvo en el tema homónimo, en los demás tenemos el placer de experimental estas subidas y bajadas de intensidad.
Donde sí hay contrastes más acentuados es en la voz de Travis Richer, una lástima que actualmente no esté en la banda, porque su trabajo aquí es digno de mención. No se le nota desentonado ni en las guturales, ni en las raspadas, y consigue que su voz limpia sea bastante melódica y agradable de escuchar, incluso su voz limpia es mejor que los otros registros. Está claro que en una banda de Death Metal puro y duro nunca entraría, pero se defiende a la perfección donde muchos otros fallan.
Parece una tontería, pero los americanos han cogido algo relativamente sencillo y se han dedicado a complicarlo. Se nota que estos chicos llevan horas de escucha a los grandes maestros, porque esto respira técnica musical por los cuatro costados. Tanto les gusta complicarse la vida que ya vemos cómo han adaptado la música clásica a un subgénero nada habitual. ¿Por qué no lo han hecho con algo más coherente como el antes mencionado Power Metal? Porque sería demasiado sencillo.

Nota: 8'5

1 comentario:

  1. Suena interesante. Uno más a la lista de los discos que escucharé para satisfacer la curiosidad que una buena reseña en este blog provoca. Saludos.

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