Aquí no han hecho ninguna revolución sónica (cosa que dejamos para sus primeros discos), sino que simplemente se dedican a perfeccionar su fórmula, Black Metal con muchísimas influencias de la música de Medio Oriente y de su Israel natal, que es lo que les ha hecho distintos de las demás bandas que practican un estilo similar.
Como resultado tenemos un álbum bastante variado para lo que es un estilo tan relativamente cerrado como es el Black Metal, y que incluso teniendo en cuenta que la mayoría de canciones tienen una duración cosiderable (el tema homónimo final llega a los 12 minutos de duración) no es un disco que aburra para nada, nada más lejos de la realidad, a medida que vamos avanzando en el álbum más fácil es de escuchar, cosa difícil pues precisamente en los álbumes de Metal extremo nos van saturando a medida que pasan las canciones.
El álbum arranca con Ghouls Of Nineveh, típico tema de Black Metal melódico, riffs largos, algún blastbeat, etc. poco indicativo de los que hacen Melechesh, a la que le sigue Grand Gathas Of Baal Sin, donde poco a poco vamos a ir desarrollando en la canción esas influencias orientales tan típicas de esta banda: la percusión, los coros masculinos o un sitar de fondo. Sacred Geometry por el contrario sigue la senda del Black Metal melódico, y no hace uso de los elementos antes citados. Los cuales se harán más presentes a medida que avancemos. Como podemos ver The Magickan And The Drones, con ese inicio tan peculiar, donde volvemos a oir el sitar de fondo, o en Mystics Of The Pillar, tema donde Melechesh usan todos los elementos a su alcance para no aburrirnos a lo largo de los 8 minutos que conlleva el tema. La influencia oriental ya será absoluta con la instrumental When Halos Of Candles Collide. Todo un acierto haber incluido el tema a estas alturas para darle un respiro al oyente ante tanto estruendo sonoro. Es un tema ambiental cuanto menos curioso, que quiere trasladarnos al paisaje de las Mil y una noches. Aunque todo este tema quedará en un espejismo cuando le sigue Defeating The Gigants, Black Metal puro y duro, de ese que duele a los oídos y tiene una base rítmica demoledora, ni melodía, ni ninguna tontería, un corte sin concisiones de ningún tipo, hecho para hacer sangrar al público en los Mosh Pits.
Después seguirán Illumination: The Face Of Sham, y Negative Theology, que son los típicos temas a los que los israelitas nos tienen acostumbrados, para continuar con A Greater Chain Of Being, otra canción donde deciden colgar las guitarras eléctricas e irse a hacer música a Mesopotamia.
Y al fin, el mejor tema de todo el álbum, por si era difícil escoger un tema entre tanta calidad.
The Epigenesis coge todos los elementos del disco, los resume y te da con ellos en la cara a lo largo de sus 12 largos minutos. Tenemos de todo, desde el comienzo demoledor, pasando por el interludio más calmado, hasta cuando vuelve la furia de nuevo, incluso tenemos un mini solo de batería y todo. Todo ello con el aura única que le dan los chicos de Israel.
The Epigenesis es un disco que sorprende bastante a los que nunca han escuchado antes a la banda, mientras es que ya conozca su trayectoria desde hace tiempo, creo que saldrán bastante satisfechos que esta proclamación de identidad. Al alcance de pocos está el poder afianzar tu propio sonido, cosa muy dificil hoy dia con cientos y cientos de clones. Muy posiblemente a los israelitas no tarden en crecerles los enanos, aunque tal vez sea necesario para los europeos y los americanos mirar más allá de nuestro ombligo de vez en cuando, tal vez nos demos una sorpresa y quizás aprendamos de todo esto.
Nota: 9
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