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lunes, 11 de julio de 2011

Crítica de discos: Celtic Frost - Monotheist (2006)


Posiblemente con esta entrada no le descubra nada nuevo a nadie, no sacaré ninguna novedad de renombre pero creo que es necesario dedicarle una entrada a un álbum tan monumental como es Monotheist. Pero sobretodo esta entrada es un tributo a la banda sin la que posiblemente no existiría el Death Metal, ni el Black Metal, ni el Doom (o por lo menos no tendría ese aura tan malévola).
Se dice que Celtic Frost son los Black Sabbath del metal extremo, algo que no es exageración en absoluto. Estamos hablando de una banda que pasó de ser una cutre banda de Thrash como fueron Hellhammer, a hacer uno de los álbumes más grandiosos y bizarros de la historia del Heavy Metal: Into The Pandemonium. Una banda tan grande que sólo pudo ser derrotada por sí misma, con ese vomitivo Cold Lake que no era más que una burda imitación de Poison y compañía, acompañado, como no, de unas horrendas fotos promocionales. Cada disco de Celtic Frost (no cuenta Cold Lake, claro está) suena distinto del siguiente, y cuando digo distinto, es que el cambio se nota y mucho. Puede que no fuesen los músicos más técnicos del mundo (algo que está bastante de moda últimamente) pero son capaces de transmitir muchísimo más con una sola canción que la mitad de bandas modernas.... y no tan modernas.
¿Pero por qué escojo su último álbum en vez de Morbid Tales o Into The Pandemonium, que para muchos representan el auténtico sonido de los suizos?
Bueno, situémonos primero: Estamos en el 2001, Celtic Frost, o lo que es lo mismo: Tom Warrior y Martin Erin Ain deciden reunirse tras su separación 8 años antes. La cosa no empieza bien, con otra maqueta bizarra (en el mal sentido de la palabra) como fue Prototype. A pesar de esto, siguen trabajando en un esperado álbum de regreso, y anuncian orgullosos que su nuevo álbum es el más oscuro que han hecho hasta la fecha. Puede parecer típica fanfarronería que sueltan todas las bandas, pero Celtic Frost cuando dicen que van a hacer algo lo hacen, con todas sus consecuencias. Porque no mintieron sobre la oscuridad del álbum.
Monotheist es otro giro de tuerca completo al sonido Frost, no tiene nada que ver con Into The Pantemonium o To Mega Therion, pero a la vez suena a Celtic Frost, y por si fuera poco con giños a su pasado más glorioso.
Aunque este álbum sea relativamente menos difícil de clasificar (Doom Metal de cajón), tiene esos detalles extraños y experimentales que tanto gustan a esos suizos. Pero sorprende bastante el hecho de que, siendo un álbum de Doom Meal, podría pensarse que tal vez se haga monótono, tenga poco dinamismo, que no enganche, etc. Nada más lejos de la realidad, tenemos variedad de sobra, es imposible aburrirse, incluso con Synagoga Satanae, un himno de 14 minutos nada más y menos, pero de eso nos ocuparemos luego.
El disco abre con un breve zumbido que nos dará paso a Progeny, que, siendo ortodoxos, no es lo suficientemente lenta para ser clasificada Doom, pero eso no importa, lo que nos interesa es la machacona batería de Franco Sesa, que actua como si acabase de darse una sesión de Godflesh, lo que contribuye a crear una atmósfera un tanto repetitiva, algo hecho a conciencia.
El primer "ataque" propiamente Doom lo tenemos en Ground. Un aunténtico muro contundente de guitarras y bajo nos acompañan desde el primer segundo, como una apisonadora, aunque de vez en cuando la base rítmica quedará "desnudada" en forma del bajo de Ain, y la percusión de Sesa.Ideal para contar la agonía de alguien olvidado por sus dioses
Con el poético nombre de A Dying God Coming To Human Flesh tenemos la canción relativamente más accesible del disco, es más, de este tema se sacó un video.
Compuesta por un ritmo limpio y lento y una letra sumamente repetitiva a manos de Ain, que en esta canción lleva la voz principal. Pero no es más que calma antes de la tormenta, y lo que antes era un tranquilo tema acústico se convierte en una canción inhumana, con una voz que parece parida por un buen cantante "blacker", a partir de ahí nos acompañará la solemne voz de Tom Warrior , que parece el único abismo de calma entre tanta violencia sónica.
Pero ahora empiezan las sorpresas: Drown In Ashes empieza con una calmada intro con sintetizadores a la que pronto se le unirá la voz de Lisa Schapaus, antigua cantante de Xandria (con ese nombre no es muy complicado averiguar el género) para hacer un siniestro dueto con Tom Warrior, algo que no nos coge por sorpresa a todos aquellos que han seguido la trayectoria de los suizos...
Una de los temas más interesantes de este álbum es Os Abysmi Vel Daath, y no sólo por su título sugerente, sino porque desde su punto de salida deja entrever esas otras influencias que han cogido Celtic Frost para su nuevo retoño. Se nota cierta mano del Drone, e incluso del Noise, que no quiere decir que vayamos a encontrarnos un zumbido de 20 minutos, pero sí que es uno de los temas donde está presente ese Doom Metal tan aplastante. No está, por tanto, hecho para oídos poco acostumbrados. Más aún con el desconcertante interludio que contiene, que recomiendo escucharlo completamente a oscuras y con los auriculares bien puestos, eso sí, la experiencia es cuanto menos.... curiosa.
En la versión Digipack del álbum se incluía el tema extra Temple Of Depression, tal vez no incluido en la versión original por su parecido con Progeny, es decir: batería machacona y guitarras entrecortadas, aunque más influida por el Drone en ciertos puntos. Canción, a mi parecer, que no es nada del otro mundo, pero que tampoco hubiese bajado la media demasiado al disco. Atención a la sección de "ruido" que se marcan al final del tema. Típico experimento made in Celtic Frost.
Pero para quitarnos de tanto aire desagradable encontramos a Obscured. Menos furiosa que su predecesora y que probablemente sea lo más próximo a una balada que vamos a encontrar en la discografía de los alpinos (bueno, si nos aventuramos igual hasta lo podríamos considerar). Con un bello dueto entre Warrior y una tal Simone Vollenweider, aderezado de esos riffs laaaaargos y mantenidos de guitarra que hemos oído en todo el disco, aunque, como he dicho antes, más calmados, cuyo propósitos es dejarle el protagonismo a las voces, al menos en este caso.
Este bonus track que apareció en el vinilo, sí que debía haber sido parte de la versión regular del compacto. Incantation Against es más que un guiño al pasado, es un homenaje descarado. La canción se compone de una intrumental clásica, con cierto toque a las mil y una noches, donde predomina la voz de una damisela, en este caso la misma Simone que aparecía en Obscured.
Si alguien ha encajado las piezas verá que es ni más ni menos que un clarísimo homenaje a Tristesses de la Lune.
Pero tanta tranquilidad no puede ser posible, así que volvemos a tener a los Celtic Frost más burros en Domain Of Decay, otro tema para incrustarte contra el suelo, con esos riffs monolíticos y la voz de Tom, que suena tanto en su tono lúgubre como con su mala leche habitual.
Ain Elohim tiene la misma agresividad, solo que mucho más continua, durante 7 largos minutos sin descanso, donde las cosas cada vez se ponen peores, con un Warrior desatado totalmente hasta el fundido final.
Pero ahora viene la traca final: la triología Triptych compuesta por Totengott, Synagoga Satanae y Winter, que es lo mejor del disco sin duda.
La primera parte: Totengott, es escalofriante, con una extraña instrumental que parece sacada de una sesión de Noise, y una voz inhumana que da pavor. Sencillamente indescriptible.
Pero llegamos al cúlmen del álbum. Aunque pueda parecer que los 14 minutos de Synagoga Satanae sean demasiados, puedo asegurar que no sobra ni un solo segundo.
Lo que empieza con un sintetizador de los que nos tienen acostumbrados, se revela enseguida con uno de esos riffs aplastantes, que tanto hemos visto por aquí. Por si no fuera poco con la voz de Warrior, aquí cuenta con el apoyo de Satyr de Satyricon y Peter Tägtgren de Hypocrisy, que irán llevando la atmósfera de la canción a algo terrorífico y sobretodo, fúnebre, acompañado por ese ritmo que parecen los pasos de un elefante, y para aumentar el desconcierto en el oyente, el idioma de la canción va variando: del inglés al alemán, y del alemán al latín, eso sí, la letra no tiene desperdicio para nada...
Y cuando parece que el tema da un respiro, en ese momento justo vuelven las pesadas guitarras de Warrior y Erol Unala.
Por suerte para nosotros (si es que seguimos vivos) cuando la batería comience a mostrar un ritmo más rápido, significa que estamos cerca del final de la pesadilla, que deja paso al sencillo tema instrumental Winter, mucho más tranquilo y calmado que el resto del disco, para darle un respiro al oyente. Lo mejor de este tema es que realmente a uno le deja la sensación de haber sobrevivido a una enorme tormenta, porque lo ha sido, tras tanta locura y pesadez.
Si has llegado hasta aquí tras este largo tocho, enhorabuena, significa que te ha interesado realmente el disco o que tienes mucho tiempo libre. En cualquier caso, si lo has escuchado, te recomiendo encarecidamente que le des otro repaso, es uno de esos álbumes densos pero que recompensan la perseverancia, y si por el contrario no lo has escuchado, ya estás tardando en bajarlo, comprarlo o robarlo, pero créeme que su escucha, aunque pueda resultar muy árida, vale mucho la pena. No todas las obras maestras están hechas para todos los oídos

Nota: 9,5

2 comentarios:

  1. Me laten tus reseñas. Yo hago lo propio, pero de manera más escueta y en inglés. Te invito a que te des una vuelta por mi blog:

    www.lethemetalflow.blogspot.com

    Saludos

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  2. en mi cuenta de spoty he dado tres fav, a otras tantas canciones de este disco. Todo sea que me arrepienta, mas tarde. Al menos sabré que lo hice bajo la influencia de una buena critica discografica.

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