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jueves, 28 de abril de 2011

Crítica de discos: Dark Tranquillity - Damage Done (2002)


Desde el seminal Left Hand Path de Entombed allá en el lejano 1990 hasta hoy día ha llovido mucho, no mucho, demasiado. La influencia del Death Metal sueco se expandió como la cólera, y más aún cuando en la escena aparecieron grupos que insuflaban melodías a sus composiciones. Los primeros fueron At The Gates, convertidos en leyenda tras su abrupta separación. Al poco tiempo le siguieron In Flames y Dark Tranquillity, y es curiosa la evolución de ambos. In Flames sin duda han sido los que más han influenciado y sobretodo los más populares. Desde el Colony, poco a poco fueron cambiando de su Death Metal Melódico de su orígenes, a un Metal mucho más digerible (moderno, lo llaman) en su disco Clayman (si, Clayman, no me he equivocado). Estilo que no era malo, simplemente estaba muy alejado de sus orígenes, pero les dió una enorme fama e incitó a otros a seguir su camino (vease Soilwork). Mientras que Dark Tranquillity siempre han permanecido más a la sombra, siguiendo su camino particular, pero siempre muy cercanos a sus orígenes, lo cual ha sido siempre su gran aval. Ha tenido por supuesto, sus momento experimentales, como Projector, tal vez demasiado melancólico y calmado para lo que debería ser una banda de este estilo, y Haven, como más agresividad, pero no con la suficiente, como reclamaban sus fans. Después de Haven, finalmente tenemos Damage Done.
Damage Done fue y es una de los pasos claves en su carrera donde recuperaron el prestigio perdido (si es que alguna vez lo hicieron...) y demostrando que ellos saben de donde vienen y nadie les tose en su terreno. Cierto que los teclados tienen mucho peso (a veces incluso demasiado) pero en este álbum cumplen un papel un tanto especial, muchos han dicho que suenan atmosféricos, y les doy la razón, ese sonido oscuro, siniestro, y tranquilo que suena cuando paradójicamente el resto de la banda descarga toda tu rabia, dan un efecto final curioso pero sobretodo muy satisfactorio, veamos el por qué:
Final Resistance comienza con un fundido de guitarras que va ascendiendo poco a poco hasta que a los pocos segundos se desata un torbellino en poco más de 3 minutos, si no fuese por el teclado en que acompaña a las guitarras en medio de la canción, perfectamente podría haber pasado por una canción de Deathrash, con una batería asesina y unos riffs rápidos y sobretodo, Mikael Stanne en estado de gracia. A pesar de que es una de las mejores de álbum y de su carrera, no refleja exactamente lo que será el resto del álbum, cosa que sí hace Hours Passed In Exile, que empieza con ese teclado tan atmosférico que caracteriza al disco, pero como siempre, la tranquilidad deja paso a las guturales de Stanne y a esos riffs fríos a los que nos tienen acostumbrados, eso sí, el teclado, sobretodo en los estribillos y en las partes limpias va a seguir presente, ayudando a construir la canción (pero tranquilos, que no es predominante).
Llegamos al single del álbum: Monochromatic Stains. Como un riff claro y bien marcado, hecho para que se quede en tu memoria. A diferencia de su antecesora, aquí los teclados pierden terreno con respecto a las guitarras, que sobretodo en el solo hacen un trabajo fantástico.
Como detalle, la banda de Metalcore The Agonist versionó esta canción, el resultado, bueno... hicieron una versión.
Siempre me ha llamado la atención en Single Part Of Two, la dualidad que se da en esta canción. El ritmo que marcan las cuerdas y los bombos es agresivo, sin embargo los teclados de fondo son tristes, así que se crea una sensación extraña, de tristeza pero al momento siguiente con ganas de partir cráneos.
The Treason Wall , en cambio, se deja de complicaciones y ataca desde el primer segundo con la batería de Anders Jivarp, después de esto le seguirán unos riffs rapidísimos Made in Sweden acompañados de ese teclado que no cesa apenas, y como no, breves (muy breves) descansos a través de partes límpias.
Como no, a estos suecos les encanta complicarse la vida, y así en Format C: For Cortex volvemos a esa dualidad de la que antes hablaba, donde las partes tristes se fusionan con la mala ostia propia de estos chavales que no desaparecerá en el tema homónimo del disco, que posiblemente sea de los más rápidos de su carrera, con unas influencias thrashers que se harán más patentes en Character. Pero toda tormenta tiene su fin, y esa agresividad poco a poco se irá diluyendo hasta dejar paso a las partes limpias y los teclados, hasta desaparecer por completos.
Buena prueba de que Dark Tranquillity son al Heavy Metal lo que un alcohólico a la bebida, le dan a todo. Digo esto porque el principio de Cathode Ray Sunshine es épico a no más poder, siempre que lo escucho me imagino a un personaje de El Señor de los anillos cabalgando por un largo valle, referencia un tanto rara, si, pero se nota un aire Powermetalero a la canción que no se lo quita nadie, en especial a esa sección con pianos, como si estuviesemos escuchando Children Of Bodom vamos.
El toque melancólico que tenían canciones como Single Part Of Two o Format C, aquí se acentúa enormemente en The Enemy, con un piano para abrir la canción que al poco tiempo dejará paso a las guitarras, en este caso muy melódicas y a el violín que está presente en ciertas partes. Aquí los teclados y demás arreglos sinfónicos si que son realmente los protagonistas.
Aunque si alguien tenís miedo de que el álbum se ablandase ahora, que esté tranquilo con White Noise/Black Silence que pertenece al núcleo duro del álbum. Unos riffs de esos bestias que tanto gustan y que apenas van descanso en toda la canción, y a los teclados que les jodan.
Antes de acabar con el outro, y por consiguiente con el álbum, reseñaré también las caras B con las que cuenta este álbum, y que vienen juntas en la Re-edición de 2009.
I, Deception es otro de esos temas duros, que, como es normal, de vez en cuando deja espacio a los teclados, en especial en una sección ambiental bastante extraña, aún así mantiene el nivel del álbum.
Static es uno de esos temas que no entiendes cómo se pudo quedar fuera de este álbum. Tal vez porque se parece a The Enemy, es decir, tiene ese toque tan triste y melancólico que sólo estos suecos saben darle, aunque tiene detalles que valen bastante la pena, como algún blast-beat que se cuela poco a poco, mientras la intensidad sube, o la parte en la que sólo están los pianos, y como no, la parte final, que va subiendo de velocidad hasta el final (algo abrupto).
The Poison Well sin embargo si que me ha parecido merecedora de estar donde está, un poco floja comparada con el resto del nivel, eso sí, ya les gustaría a muchos llegar al nivel de símplemente esta canción.
Ahora sí, llegamos al outro: Ex Nihilo, que va más allá de ser un mero telón, y es todo un tema en condiciones. Instrumetal, como cabría esperar, y que es, por tanto el tema más atmosférico de todo el disco, pues a estas alturas, creo que a los suecos no les quedaba nada más por demostrar. Tema de cierre que va subiendo poco a poco en intensidad para luego volver a bajar y repetir el ciclo hasta que los pianos se hagan control de todo, como si nada hubiese pasado.
Dudo mucho que se vuelva a repetir algo como la escena del Death Metal de los 90 en Suecia, pero de no tengo duda es de que este álbum defendió perfectamente su legado, que tan lejano queda hoy día. Dark Tranquillity dejaron hace mucho tiempo claro quienes son los que mandan a la hora de hacer Death Metal con melodía, aquí marcaron definitivamente su territorio, y aunque hay algún que otro muy buen alumno, como Insomnium, Damage Done solo hay uno.

Nota: 9,5

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