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viernes, 19 de noviembre de 2010
Crítica de discos: Darkthrone - Transilvanian Hunger (1994)
El otro día leía a través de Metalsucks una pregunta que hicieron al blog de Earache ¿Por qué las discográficas hacen tantas reediciones de discos?. Bien, la respuesta fué clara, ciertas bandas que se reunen al cabo de unos años (At The Gates, Carcass, etc.) consiguen atraer la atención de muchos jóvenes, que no pueden comprar sus discos, al estar estos descatalogados, esa es una de las razones por las que se vuelven a editar estos discos, y ahora llego donde quería, estas discos, son remasterizados para que suenen más potentes, más modernos, pues muchos de estos álbumes fueron hechos hace unos cuantos años y la producción no es tan "fuerte, tan agresiva" como la de un disco de Devil Driver, por ejemplo, y claro, un disco de Death Metal añejo pues no suena como para ponerlo en un equipo de sonido 5.1.
Sin embargo hay álbumes que no deberían ser remasterizados, no al menos de la manera que he dicho, pues si "suenan mal" es porque sus creadores lo hicieron a propósito. Este es el caso del duo noruego de Black Metal: Darkthrone.
Puede parecer a simple vista que este es un capricho de dos hombres por aparentar ser los más "malotes" de Noruega, en una competición por sonar lo más guarro y blasfemo posible, pero no lo creo por tres motivos: lo primero es que ya demostraron con A Blaze In The Nothern Sky y Under A Funeral Moon, de lo que son capaces, así que este album dentro de su discografía no fué la gran novedad.
Segundo porque tenían serios rivales como Mayhem y Emperor que sacaron otras obras maestras ese año. Y tercero: la producción pobre es perfecta para lo que quieren trasmitir.
Siempre he dicho que el Black Metal es un género que esconde bastante belleza, obviamente este factor sólo lo oyes cuando tus oídos están acostumbrados a este sonido, es entonces cuando le puedes sacar todo el partido posible.
El objetivo principal, no es intentar asustarte (si es la primera vez que escuchas Black Metal igual te echa para atras) para eso existen otros músicos.... Su objetivo es trasladarte a fríos parajes, alejados de todo, y aislarte en ellos. Si apagas la luz con cualquier corte del disco, te relajas y te dedicas sólo a escuchar, sabrás a lo que me refiero, y a los que se refieren todos cuando dicen que es una producción fría. No os equvocaríais al decir que este album tiene elementos ambientales, lógicamente no los suficientes como para llamarlo Black Metal Ambiental, pues sigue concentrándose más en la parte púramente Blacker, y las canciones no son excesivamente largas, pero si que serviría de influencia para muchas bandas que sí practican ese subgénero del Black Metal.
De los riffs poco hay que decir, son rápidos, muy sucios, gélidos, por parte de Fenriz (que en esta ocasión se encargaría el de todos los intrumentos) y cuenta con la voz de un Nocturno Culto en su estado de gracia, con unos registro fantasmales e ininteligibles, sumado a que salvo la canción homónima, las demás estan cantadas en noruego. La batería y el bajo son atronadores (aunque este último se oiga con esfuerzo) y marcan un ritmo machacón y veloz, lleno de Blast-Beats.
A pesar de ser un album que busca ambientalidad, es uno de los álbumes más directos de Darkthrone, sin partes acústicas, ni intros de ningún tipo, esto lo hace aún más crudo y más dificil de escuchar, porque, no lo olvidemos, esta obra no es apta para
quien acaba de descubrir el Metal Extremo. E incluso a gente más experimentada le costará escucharlo de una vez. La producción no facilita las cosas, pues incluso puede hacer que algunas canciones parezcan iguales, y hay que insistir para descubrir todo lo que tienen.
Eso no quita para que haya momentos que no sean espectaculares, como lo es la primera canción: Transilavanian Hunger, que es una patada en la boca, con un riff que es uno de los mejores que he oído, donde es posible encontrar brutalidad y armonía, todo un digno homenaje a Drácula (si, Drácula, leeros la letra, y no es muy dificil intuirlo). Sólamente oyendo podemos imaginarnos al Conde, contemplando el bosque nevado desde su inóspito castillo.
Eso va a ser lo más amable del disco, porque lo demás es una tormenta de sonido poco digerible, muy fría, donde realmente cuesta bastante adentrarse, simplemente riffs y percusiones atronadoras, la voz fantasmal de Nocturno Culto, y creedme, para hacer una obra tan dificil de escuchar, que esconde tanto dentro, y que para muchos será una mierda, porque se dejan llevar por la calidad de la producción, hay que tener muy claro lo que se quiere hacer, o estar muy loco, y creo que estos señores nos han demostrado que son ciertas ambas cosas.
Y lo que es más importante, este album ha creado escuela, no son pocas las bandas que han intentado seguir su estela, y de momento casi nadie o ninguno no lo ha hecho. Así que dale una oportunidad, dale dos, dale tres, dale varias, porque después de unos cuantos dolores de cabeza será cuando veas la enferma obra maestra ante la que estás.
Nota: 9
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