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lunes, 22 de abril de 2013

Beyond Creation - The Aura (2011)


Casi como se descubren estas bandas por estos mundos de la Internet, me topé con Beyond Creation al ser fichados por Season Of Mist. A diferencia de Century Media, Nuclear Blast, Metal Blade y otros peces gordos (no, no preguntéis que pienso de Victory o Sumerian, que nos conocemos), a Season Of Mist la tengo en muy buena consideración, y por tanto, había que mirar el nuevo fichaje y comprobar si el buen criterio a la hora de escoger bandas seguía intacto. Además, si el único disco que tienen en su haber, alberga unas reseñas tan positivas en la Metallum, no perdía nada intentándolo.
El resultado fue el siguiente, tres días después de haber escuchado el disco, lo había escuchado entero esos tres días. Me era imposible desprenderme del disco, me había agarrado y no me iba a soltar de ninguna manera. Impresiona más si contamos que estamos hablando de un debut. Y en estos tiempos donde todo pasa tan rápido, los álbumes son de usar y tirar, vienen estos chicos de Canadá y te meten una patada en la cara con tanta fuerza que ni puedes asimilarlo.
Y es que, contrario a la "creencia popular", tocar extremadamente bien tu instrumento, o hacer tu música lo más técnica posible no te garantiza tener un gran tema, puede ser incluso peor. Ahí están los ejemplos de Viraemia o Cerebral Drill, que quieren ser tan técnicos que sufren el mal de "¡Mira mamá que bien toco!", esto es, sacrificar la canción solo para mostrar lo bueno que eres en la guitarra o en el bajo, resultando temas que son un montón de mierda infumable.
Ya os podéis hacer a la idea de que Beyond Creation no puede estar más alejado de esto. Todos saben tocar de manera soberbia, cuasi virtuosa (a excepción del bajista, que comentaré más adelante), pero todos ellos saben dosificar sus momentos de protagonismo para hacer que fluya el tema a la perfección y nos lleven en volandas durante los minutos que sea.
Cada elemento colocado aquí, cada riff, cada solo, cada línea de bajo, está puesto con mimo, que cumpla su cometido, como una máquina perfectamente engrasada.
No hay un tema que destaque por encima del resto, pero es que todos los cortes son de nueve. Esto incluye a los temas más cortos, como la furia instrumental desatada de casi dos minutos que es Chromatic Horizon, con el simple objetivo de destrozar cráneos, o Elevation Path, que sirve como introducción al épico tema de 11 minutos, The Deported, que cierra el disco. Donde se permiten el lujo de experimentar con ritmos de percusión latina, algo que no es muy normal en este estilo, ni mucho menos.
Son momentos que a un oído exigente le encantará, los coqueteos con otros géneros musicales. Sin ir más lejos los primeros compases de The Aura, tienen un aire bastante Jazz que no hay quien se lo quite.
Sospecho demasiado, que gran parte de la culpa de esta apertura de mirar musical la tiene Dominic "Forest" Lapointe, un auténtico mercenario musical, que ha estado y está en varias bandas de Death técnico, donde siempre ha destacado por su bajo sin trastes, de ahí que las líneas de bajo, aparte de ser increíbles, tengan ese sonido tan peculiar que aporta un mástil sin trastes y que a mi, personalmente, me encanta.
No quiere decir que los otros miembros no pinten nada. Ni mucho menos, como antes comenté, cada uno sabe ceder el protagonismo, y van trasladando el peso de cada uno de los temas. Pero es que aún así, casi sin quererlo, Forest es el que más destaca, porque es imposible pasar desapercibido con ese sonido tan peculiar, que a veces parece que está tocando en otro mundo distinto, llegando incluso a llevar toda la atmósfera de la canción en sus cuerdas. Como prueba está la segunda mitad de Coexistence, o Le Detenteur.
Destacar también a esos dos monstruos de las seis cuerdas, Simon Girard y Kevin Chartré, capaces de crear un juego de solos en cada tema, a cada cual más retorcido, sin que suenen fuera de lugar y llevar cada corte a mil velocidades distintas. The Deported es la mejor muestra de cómo mutar y transformar un tema hasta la saciedad, transformándolo varias veces, para que quede irreconocible y de pronto volver a la esencia original.
Contribuye también a esta tarea Philippe Boucher en las baquetas, otra mala bestia, que ha aprendido de otros paisanos (¿alguien ha dicho Flo Mounier?), y capaz de hacerse dueño y señor de la canción con tan sólo dirigir el ritmo de esta. Sinceramente, no se describir todo lo que hace, tan solo puedo puedo deciros que no se como es posible meter tantos contrastes sin joder el tema, impresionante.
Álbum complicado de explicar con palabras, entra fácil si uno tiene el oído acostumbrado al estilo... que no quita que bajo la superficie se encuentren mil detalles, que hay que saber distinguir escucha tras escucha.
Y así como habéis visto tenemos uno de los debuts más impresionantes que servidor ha tenido el lujo de oír, lo malo es que, a saber como se les ocurrirá mejorarlo para la siguiente entrega. Su peor enemigo serán ellos mismos.

Nota: 9'3

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